Dolor de espalda

Perspectiva general

El dolor de espalda es una de las razones más comunes por las que las personas buscan atención médica o faltan al trabajo. El dolor de espalda es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo.

Afortunadamente, hay medidas que pueden ayudar a prevenir la mayoría de los eventos de dolor de espalda, sobre todo en el caso de las personas menores de 60 años. Si la prevención falla, un simple tratamiento en el hogar y usar el cuerpo de manera correcta a menudo curarán tu espalda en unas pocas semanas. Rara vez se requiere cirugía para tratar el dolor de espalda.

Síntomas

El dolor de espalda puede variar desde un dolor muscular hasta una sensación de ardor o dolor muy agudo o punzante. Además, el dolor se puede extender hacia la pierna. Agacharse, girarse, levantar peso, estar de pie o caminar puede empeorarlo.

Cuándo debes consultar con un médico

En la mayoría de los casos, el dolor de espalda mejora progresivamente a las pocas semanas con tratamiento en casa y medidas de autocuidado. Comunícate con tu proveedor de atención médica si tu dolor de espalda:

  • dura más de algunas semanas;
  • es intenso y no mejora con el descanso;
  • se propaga a una o ambas piernas, en especial si se extiende por debajo de la rodilla;
  • provoca debilidad, entumecimiento u hormigueo en una o ambas piernas; y
  • está acompañado de una pérdida de peso sin causa aparente.

En casos poco frecuentes, el dolor de espalda puede indicar un problema médico grave. Busca atención médica de inmediato si tu dolor de espalda:

  • ocasiona problemas de vejiga o intestino nuevos;
  • está acompañado por fiebre;
  • aparece después de una caída, un golpe en la espalda u otra lesión.

Causas

El dolor de espalda suele aparecer sin una causa que aparezca en un análisis o un estudio por imágenes. Algunas de las afecciones comúnmente relacionadas con el dolor de espalda son las siguientes:

  • Distensión muscular o de ligamentos. Levantar reiteradamente objetos pesados o hacer un movimiento brusco repentino puede distender los músculos de la espalda y los ligamentos de la columna vertebral. Para las personas que no tienen una buena condición física, la distensión constante de la espalda puede causar espasmos musculares dolorosos.
  • Abultamiento o rotura de disco. Los discos actúan como amortiguadores entre los huesos de la columna vertebral. El material blando que se encuentra dentro del disco puede abultarse o romperse y hacer presión sobre un nervio. Sin embargo, un abultamiento o rotura de disco podrían no causar el dolor de espalda. La discopatía se suele descubrir en radiografías, tomografía computarizada o en imágenes por resonancia magnética de la columna vertebral que se hayan hecho por otro motivo.
  • Artritis. La artrosis puede afectar la región lumbar. En algunos casos, la artritis de la columna vertebral puede derivar en una reducción del espacio que rodea la médula espinal, una afección que se denomina estenosis espinal.
  • Osteoporosis. Las vértebras de la columna vertebral pueden estar expuestas a fracturas dolorosas si los huesos se vuelven porosos y frágiles.
  • Espondilitis anquilosante, que también se conoce como espondiloartritis axial. Esta enfermedad inflamatoria puede provocar que algunos de los huesos de la columna vertebral se fusionen. Esto hace que la columna vertebral sea menos flexible.

Factores de riesgo

Cualquier persona puede tener dolor de espalda, incluso los niños y los adolescentes. Los siguientes factores pueden aumentar el riesgo de tener dolor de espalda:

  • La edad. El dolor de espalda es más común a medida que envejeces, a partir de los 30 o 40 años.
  • Falta de ejercicio. Los músculos débiles y no utilizados de la espalda y el abdomen pueden causar dolor de espalda.
  • Sobrepeso. El exceso de peso corporal representa una sobrecarga para la espalda.
  • Enfermedades. Algunos tipos de artritis y cáncer pueden contribuir al dolor de espalda.
  • Levantar objetos de forma inadecuada. Puedes tener dolor de espalda si usas la espalda en lugar de las piernas.
  • Trastornos psicológicos. Las personas propensas a la depresión y la ansiedad parecen correr un mayor riesgo de tener dolor de espalda. El estrés puede provocar tensión muscular, que puede contribuir al dolor de espalda.
  • Fumar. Los fumadores tienen tasas más elevadas de dolor de espalda. Esto puede ocurrir porque fumar provoca tos, lo que a su vez puede derivar en una hernia de disco. Fumar también puede reducir el flujo de sangre hacia la columna vertebral y aumentar el riesgo de osteoporosis.

Prevención

Mejorar el estado físico, así como aprender y practicar cómo utilizar el cuerpo puede ayudar a prevenir el dolor de espalda.

Para mantener tu espalda fuerte y saludable, puedes probar lo siguiente:

  • Haz ejercicio. Las actividades aeróbicas regulares de bajo impacto, aquellas que no tensan ni sacuden la espalda, pueden aumentar la resistencia y la fuerza de la espalda, así como permitir que los músculos funcionen mejor. Caminar, andar en bicicleta y nadar son buenas opciones. Habla con tu proveedor de atención médica sobre las actividades que puedes probar.
  • Desarrolla fuerza y flexibilidad muscular. Los ejercicios para los músculos del abdomen y de la espalda, que fortalecen el tronco del cuerpo, ayudan a acondicionar estos músculos para que sostengan bien la espalda.
  • Mantén un peso saludable. El sobrepeso ejerce presión sobre los músculos de la espalda.
  • Deja de fumar. Fumar aumenta el riesgo de dolor en la parte baja de la espalda. El riesgo aumenta con la cantidad de cigarrillos que fumas por día, por lo tanto, dejar de fumar reduce el riesgo.

Evita los movimientos de rotación o distensión sobre la espalda. Para utilizar correctamente el cuerpo, haz lo siguiente:

  • Mantén una buena posición al estar de pie. No te encorves. Conserva una posición pélvica neutra. Cuando estés de pie durante mucho tiempo, coloca un pie sobre un reposapiés bajo para descargar ligeramente la tensión de la zona lumbar. Alterna los pies. Una buena postura puede reducir la tensión sobre los músculos de la espalda.
  • Siéntate bien. Elige un asiento que ofrezca buen apoyo para la zona lumbar o parte baja de la espalda, tenga apoyabrazos y una base giratoria. Para conservar la curvatura normal, coloca un almohadón o una toalla enrollada en el cóccix. Mantén las rodillas al nivel de la cadera. Cambia de posición con frecuencia, como mínimo cada media hora.
  • Levanta peso correctamente. En la medida de lo posible, evita levantar cargas pesadas. Si debes hacerlo, hazlo de tal modo que la fuerza la ejerzan las piernas. Mantén la espalda recta, no encorvada, y flexiona solo las rodillas. Coloca el objeto cerca del cuerpo. Si el objeto es pesado o te resulta incómodo levantarlo, busca a alguien que te ayude.

Sé un comprador cuidadoso

Como el dolor de espalda es común, muchos productos prometen prevenirlo o aliviarlo. Sin embargo, no existen pruebas definitivas de que los zapatos especiales, las plantillas de calzado, los soportes lumbares o el mobiliario diseñado específicamente puedan ayudar.

Además, no parece existir un tipo de colchón que sea mejor para las personas con dolor de espalda. Probablemente sea una cuestión de lo que te resulte más cómodo.

Diagnóstico

El proveedor de atención médica examinará la espalda y evaluará tu capacidad para sentarte, estar de pie, caminar y levantar las piernas. También puede pedirte que califiques el dolor en una escala del 0 al 10 y hablar contigo sobre cómo afecta tus actividades diarias.

Estas evaluaciones ayudan a determinar de dónde proviene el dolor, cuánto puedes moverte hasta que el dolor te obliga a detenerte y si tienes espasmos musculares. También pueden ayudar a descartar causas más graves del dolor de espalda.

Una o más de estas pruebas pueden ayudar a identificar la causa del dolor de espalda:

  • Radiografía. Estas imágenes muestran artritis o huesos rotos. Por sí solas, no mostrarán problemas en la médula espinal, los músculos, los nervios ni los discos.
  • Resonancia magnética o tomografía computarizada. Estas exploraciones generan imágenes que pueden revelar si tienes una hernia de disco o problemas en los huesos, músculos, tejidos, tendones, nervios, ligamentos y vasos sanguíneos.
  • Análisis de sangre. Estos análisis pueden ayudar a determinar si tienes una infección u otra afección que pueda estar causando el dolor.
  • Estudios de los nervios. La electromiografía mide los impulsos eléctricos producidos por los nervios y las respuestas de los músculos. Esta prueba puede confirmar una presión en los nervios causada por una hernia de disco o el estrechamiento del canal raquídeo (estenosis espinal).

Tratamiento

La mayoría de los dolores de espalda mejoran en el plazo de un mes de tratamiento en casa, sobre todo en el caso de las personas menores de 60 años. No obstante, en muchos casos, el dolor dura varios meses.

Los analgésicos y el uso de calor podrían ser todo lo que necesitas. No se recomienda el reposo en cama.

Continúa con tus actividades en la medida de lo posible, a pesar del dolor de espalda. Prueba actividades de menor esfuerzo, como caminar. Deja de hacer las actividades que aumentan el dolor, pero no evites actividades por temor a este. Si los tratamientos en casa no funcionan después de varias semanas, el proveedor de atención médica podría recomendarte medicamentos más fuertes u otras terapias.

Medicamentos

Los medicamentos dependen del tipo de dolor de espalda. Estos podrían incluir:

  • Analgésicos. Los antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros) o el naproxeno sódico (Aleve), podrían dar buenos resultados. Toma estos medicamentos solo según las indicaciones. El uso excesivo puede provocar efectos secundarios graves. Si los analgésicos que se pueden comprar sin receta médica no ayudan, el proveedor de atención médica podría indicar AINE de compra con receta médica.
  • Relajantes musculares. Si el dolor de espalda de leve a moderado no mejora con analgésicos, un relajante muscular podría ayudar. Los relajantes musculares pueden provocar mareos y somnolencia.
  • Analgésicos tópicos. Estos productos, entre los que se incluyen cremas, bálsamos, ungüentos y parches, administran sustancias analgésicas a través de la piel.
  • Narcóticos. Los medicamentos que contienen opioides, como la oxicodona o la hidrocodona, se pueden usar durante un período breve de tiempo con una rigurosa supervisión médica.
  • Antidepresivos. Se ha demostrado que algunos tipos de antidepresivos, en particular, la duloxetina (Cymbalta) y los antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina, alivian el dolor de espalda crónico.

Fisioterapia

Un fisioterapeuta puede enseñarte ejercicios para aumentar la flexibilidad, fortalecer la espalda y los músculos abdominales, y mejorar la postura. El uso frecuente de estas técnicas puede ayudar a evitar que el dolor vuelva a presentarse. Los fisioterapeutas también te enseñarán cómo modificar los movimientos cuando se presente el dolor de espalda para evitar aquellos síntomas de exacerbación del dolor sin dejar de mantenerte activo.

Cirugías y otros procedimientos

Algunos procedimientos que se usan para tratar el dolor de espalda pueden incluir los siguientes:

  • Inyecciones de cortisona. Si otras medidas no alivian el dolor que se extiende hacia la pierna, podría ayudar la combinación de una inyección de cortisona y un medicamento anestésico en el espacio que rodea la médula espinal y las raíces nerviosas. Una inyección de cortisona ayuda a disminuir la inflamación alrededor de las raíces nerviosas, pero el alivio del dolor generalmente dura solo uno o dos meses.
  • Ablación por radiofrecuencia. Este procedimiento consiste en introducir una aguja fina a través de la piel cerca de la zona que está causando el dolor. A través de la aguja, se hacen pasar ondas de radio para dañar los nervios cercanos. Los daños en los nervios afectan a las señales de dolor que llegan al cerebro.
  • Estimuladores nerviosos implantados. Los dispositivos que se implantan debajo de la piel pueden trasmitir impulsos eléctricos a determinados nervios con el fin de bloquear las señales de dolor.
  • Cirugía. La cirugía para crear más espacio dentro de la columna vertebral suele ser útil para las personas que tienen una creciente debilidad muscular o un dolor de espalda que se extiende hacia la pierna. Estos problemas pueden estar relacionados con las hernias de disco u otras afecciones que estrechan las aberturas dentro de la columna vertebral.

Medicina alternativa

Varios tratamientos alternativos pueden aliviar el dolor de espalda. Habla siempre de los beneficios y riesgos con el proveedor de atención médica antes de comenzar una nueva terapia alternativa.

  • Atención quiropráctica. Un quiropráctico manipula la espina dorsal para aliviar el dolor.
  • Acupuntura. Un profesional de la salud especializado en acupuntura inserta agujas finas esterilizadas en la piel en puntos específicos del cuerpo. Un conjunto creciente de evidencia científica indica que la acupuntura puede ser útil para tratar el dolor de espalda.
  • Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea. Un dispositivo que funciona con baterías y que se coloca sobre la piel envía impulsos eléctricos al área dolorida. Los resultados de los estudios han variado en cuanto a la eficacia de la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea.
  • Masajes. Si el dolor de espalda se debe a músculos tensos o sobrecargados, los masajes podrían ayudar.
  • Yoga. Hay varios tipos de yoga, una disciplina amplia que supone practicar posiciones o posturas específicas, ejercicios de respiración y técnicas de relajación. Mediante el yoga se puede estirar y fortalecer los músculos y mejorar la postura. Es posible que las personas con dolor de espalda deban modificar algunas posturas si se agravan los síntomas debido a estas.

Preparación antes de la cita

Si tu dolor de espalda persiste a pesar del tratamiento en casa, consulta al proveedor de atención médica. A continuación, encontrarás información que te ayudará a prepararte para la cita médica.

Lo que puedes hacer

Prepara una lista de lo siguiente:

  • Tu información personal importante, incluidos los factores de estrés mental o emocional de tu vida.
  • Tus síntomas y cuándo comenzaron.
  • Todos los medicamentos, las vitaminas y otros suplementos que tomes, incluidas las dosis.
  • Preguntas para hacerle al proveedor de atención médica.

Si es posible, pide a un familiar o a un amigo que te acompañe para que te ayude a recordar la información que recibas.

Para el dolor de espalda, algunas de las preguntas para hacerle al proveedor de atención médica son las siguientes:

  • ¿Cuál es la causa más probable del dolor de espalda?
  • ¿Necesito pruebas?
  • ¿Qué enfoque de tratamiento me recomienda?
  • Si recomienda medicamentos, ¿cuáles son los posibles efectos secundarios?
  • Tengo otras enfermedades. ¿Cuál es la mejor forma de controlarlas de manera conjunta?
  • ¿Durante cuánto tiempo necesitaré tratamiento?
  • ¿Qué medidas de autocuidado debo tomar?
  • ¿Qué puedo hacer para evitar que el dolor de espalda vuelva a aparecer?

Qué esperar de tu médico

Es probable que el médico te haga preguntas como las siguientes:

  • ¿Alguna vez te has lesionado la espalda?
  • ¿Es constante el dolor?
  • ¿Afecta el dolor a tu capacidad para desenvolverte? ¿De qué manera?
  • Además del dolor de espalda, ¿presentas otros signos o síntomas?
  • ¿Haces trabajo físico pesado?
  • ¿Haces ejercicio regularmente? ¿Qué tipo de actividades haces?
  • ¿Con qué frecuencia te sientes deprimido o con ansiedad?
  • ¿Duermes bien?
  • ¿Qué tratamientos o medidas de cuidado personal has probado hasta ahora? ¿Alguno ha dado buenos resultados?

Last Updated Feb 18, 2023


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