Ejercicio aeróbico
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Agrega más frutas a tu alimentación
Consumir al menos tres porciones de fruta al día es más fácil de lo que crees. Pero si estás cansado de las mismas opciones de frutas, prueba estas dos variantes. 1. Licuarlas. En una licuadora, agrega 2 plátanos frescos o congelados, 1/2 taza de arándanos azules frescos o congelados, y 1 taza de yogurt de vainilla semidescremado. Mezcla hasta que esté suave. 2. Cocinarlas a la parrilla. Corta manzanas, peras o duraznos en trozos, úntalos ligeramente con aceite de canola y espolvorea canela por encima. Colócalos en pinchos o envuélvelos en papel de aluminio. Asa las frutas a fuego bajo entre unos 3 y 5 minutos.
Cocina tu hamburguesa
En lugar de asar una hamburguesa, prueba asar unos sustanciosos hongos portobello. Marina un hongo portobello grande en aderezo italiano durante 15 minutos. Asa a la parrilla a fuego medio hasta que esté tierno, aproximadamente 5 minutos de cada lado. Sírvelos en un panecillo integral con condimentos saludables.
¿Estás demasiado enfermo para hacer ejercicio?
El resfriado común no tiene por qué ser un impedimento. En general, puedes hacer ejercicios leves a moderados si presentas síntomas por encima del cuello, como goteo de la nariz, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta leve. Sin embargo, si presentas síntomas por debajo del cuello, como acumulación de flemas en los bronquios, tos áspera o malestar estomacal, retrasa el entrenamiento. Tampoco hagas ejercicio si tienes fiebre, fatiga, dolores generalizados en los músculos o una enfermedad contagiosa.
¿Sin dolor no hay gloria? ¡De ninguna manera!
A la hora de hacer ejercicio, el famoso dicho «Sin dolor no hay gloria» no es un buen consejo. El ejercicio no debería doler. A lo sumo, puedes sentir un poco de dolor muscular cuando practicas una actividad o un entrenamiento nuevo. Si sientes dolor, mareos, náuseas o falta de aire durante el ejercicio, detente. Es posible que te estés esforzando demasiado.
Fibra: ¿soluble o insoluble?
Necesitas ambos tipos de fibra en tu dieta. La soluble, que se disuelve en agua, puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y glucosa. Algunas buenas fuentes de fibra soluble son la avena, los frijoles, las manzanas, los cítricos, las zanahorias y la cebada. La fibra insoluble, que no se disuelve en agua, promueve el movimiento del alimento a través de tu sistema digestivo y puede ayudar con el estreñimiento o las heces irregulares. Algunas buenas fuentes de fibra insoluble son la harina de trigo integral, el salvado de trigo, los frutos secos y muchas verduras.
Proteínas: fuentes saludables para el corazón
¿Tu alimentación incluye un exceso de fuentes de proteína no saludables, como hamburguesas, perros calientes y pollo frito? Hazle un favor al corazón y sé inteligente al elegir las proteínas. Las legumbres son una gran fuente de proteínas saludables para el corazón. Incluyen frijoles, guisantes (arvejas, chícharos) y lentejas. Por lo general, las legumbres tienen bajo contenido de grasas y no tienen colesterol. Las legumbres también contienen fibras solubles e insolubles.
¿Bebes suficiente agua?
No uses solo la sed como guía para saber cuándo beber. Para cuando tengas sed, es posible que ya estés un poco deshidratado. Para evitar la deshidratación, bebe mucho líquido y come alimentos con alto contenido de agua, como frutas y vegetales. Aumenta el consumo de líquido cuando el tiempo esté caluroso, especialmente si trabajas o haces ejercicio al aire libre. El vómito o la diarrea pueden aumentar el riesgo de deshidratación, particularmente en los niños pequeños. Los adultos mayores que toman medicamentos que aumentan la micción también corren mayor riesgo.
¿Usarás protector solar? No escatimes
La mayoría de las personas usa el protector solar con demasiada moderación. Si usas mucho protector solar y de forma frecuente, un frasco de protector solar no debería durar mucho tiempo. Generalmente, una aplicación abundante es 1 onza (30 mililitros), o la cantidad de una copita, para cubrir las partes expuestas del cuerpo. Es posible que debas aplicar más, según el tamaño de tu cuerpo. Si tienes una botella de 4 onzas (118 mililitros), usarás aproximadamente una cuarta parte de ella durante una aplicación.
Protector solar: una dosis no es suficiente
No puedes ponerte protector solar en la mañana y esperar tener protección durante todo el día bajo el sol. Para maximizar la protección solar, aplica cantidades generosas de protector solar en la piel seca 15 minutos antes de salir al aire libre. Vuelve a aplicarte el protector solar cada dos horas, o con más frecuencia si estás nadando o sudando.
¿Tienes piel morena o negra? Usa protector solar
Las personas con piel morena o negra aun así necesitan ponerse protector solar. La creencia de que las personas a las que no se les quema la piel fácilmente no necesitan ponerse protector solar es un mito. Independientemente del color de tu piel, la energía solar penetra profundamente en la piel. Eso causa un daño que, a la larga, puede provocar cáncer de piel. Si pasas tiempo al aire libre durante el día, necesitas usar protector solar.
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