Principios básicos de la condición física
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¿Hiciste ejercicio hoy? ¡Recompénsate!
Después de hacer ejercicio, tómate unos minutos para disfrutar de las sensaciones agradables te que produce. Reflexiona sobre lo que acabas de lograr. Este tipo de recompensa interna puede ayudarte a que te comprometas a largo plazo con el ejercicio regular. Las recompensas externas también pueden ser útiles. Cuando alcances una meta de mayor alcance, regálate un nuevo par de calzado deportivo o canciones nuevas para disfrutar mientras te ejercitas.
¿Haces ejercicio regularmente? ¡Lleva un registro de tu progreso!
Si haces ejercicio con regularidad, felicitaciones. Sigue así. Llevar un diario de ejercicios puede ayudar. Registra lo que hiciste durante cada sesión de ejercicio, el tiempo ejercitado y cómo te sentiste después. Hacer un seguimiento de tus esfuerzos puede ser un buen recordatorio de que estás progresando constantemente hacia tus objetivos de acondicionamiento físico.
¿Ha cambiado la definición de la enfermedad de Alzheimer?
Qué significa para ti el cambio en la definición de investigación de la enfermedad de Alzheimer.
¿Funcionan las zapatillas tonificantes?
A pesar de la exageración publicitaria, las zapatillas tonificantes no reemplazan el viejo y querido ejercicio.
¿Faltaste a un entrenamiento? ¡No te rindas!
Si estás demasiado ocupado para ejercitarte o simplemente no tienes ganas de hacerlo, tómate uno o dos días de descanso. Si necesitas un descanso, sé considerado contigo mismo. Después de todo, es bueno ser flexible. Lo importante es que vuelvas a tu rutina en cuanto puedas.
¿Estás listo para hacer ejercicio?
Seguro, estás ocupado. Es difícil encontrar el tiempo para hacer actividad física todos los días. Sin embargo, prepararse para hacer ejercicio puede marcar una diferencia. Pon la ropa para hacer ejercicio, incluso los calcetines, sobre la cómoda. Llena el refrigerador con botellas de agua. Deja el calzado deportivo y los calcetines en el automóvil, para poder caminar un poco durante las prácticas o los ensayos de tu hijo o mientras haces tiempo para encontrarte con un amigo para cenar.
¿Estás demasiado enfermo para hacer ejercicio?
El resfriado común no tiene por qué ser un impedimento. En general, puedes hacer ejercicios leves a moderados si presentas síntomas por encima del cuello, como goteo de la nariz, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta leve. Sin embargo, si presentas síntomas por debajo del cuello, como acumulación de flemas en los bronquios, tos áspera o malestar estomacal, retrasa el entrenamiento. Tampoco hagas ejercicio si tienes fiebre, fatiga, dolores generalizados en los músculos o una enfermedad contagiosa.
¿Estás a un paso de tener pie de atleta?
El hongo que causa el pie de atleta crece en un ambiente cálido y húmedo. Para estar un paso más adelante, sigue estos consejos: 1. Utiliza un calzado bien ventilado que permita que tus pies respiren. 2. Si tus pies sudan mucho, cámbiate los calcetines dos veces al día. 3. Usa sandalias o zapatos impermeables alrededor de las piscinas públicas, las duchas y los vestidores.
¿Está en tus genes envejecer con buena salud?
Claro, tus genes afectan tu salud. Pero tu estilo de vida, tu medio ambiente, y hasta el azar pueden ser más importantes. Lo que comes, cuánto ejercicio haces, cómo controlas el estrés, cuánto duermes y si fumas, todo esto juega un papel en el desarrollo de una afección cardíaca. Inclina la balanza a tu favor con opciones de estilo de vida saludable.
¿Estar en buen estado es más importante que estar delgado?
Aumenta tus posibilidades de llevar una vida sana y prolongada al mejorar tu estado cardiovascular.
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