Alivio del estrés
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¿Un día festivo perfecto? ¡Olvídalo!
Añadir grandes preparaciones a tus demandas diarias habituales, como ir de compras, hornear y recibir gente en la casa, puede quitarles la alegría a las fiestas. En vez de esto, considera la posibilidad de recortar algunas cosas. Concéntrate en las tradiciones que más disfrutas de las fiestas y omite el resto. Acepta las imperfecciones en ti mismo y en los demás. Recibe la temporada de fiestas con paz y buen ánimo.
¿Te atemoriza una reunión familiar para celebrar un día festivo?
La tensión familiar suele ser mucha durante la temporada de las fiestas. Velo como un momento para dejar de lado las diferencias. Trata de aceptar a tus seres queridos tal como son, aunque no cumplan con todas tus expectativas. Sé comprensivo si otros se molestan o se angustian cuando algo sale mal. Lo más probable es que también estén sintiendo los efectos del estrés de las fiestas.
Los días festivos no tienen que dejarte en bancarrota
Antes de que comience la temporada de compras para las fiestas, decide cuánto puedes gastar. Si no dispones de mucho dinero, prueba estas alternativas: Sugiere hacer un sorteo para un intercambio de regalos entre familiares. Regala tarjetas que ofrezcan una comida casera o una noche de cuidado de niños. Dona productos enlatados a un banco de alimentos local en lugar de regalos. Recuerda, lo mejor de la temporada de las fiestas rara vez viene envuelto en una caja. Los recuerdos atesorados son los regalos que perduran.
Aprende a decir que no y disfruta de las fiestas
Las fiestas pueden ser un momento estresante, por la cantidad de eventos y obligaciones adicionales. Escoge tus compromisos con prudencia. Decir sí cuando debes decir no puede dejarte resentido y abrumado. Los amigos y la familia entenderán si no puedes participar de todas las actividades. Si no es posible decir que no cuando tu jefe te pide que trabajes horas extras, trata de eliminar algo más de tu agenda para compensar el tiempo perdido.
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El poder del pensamiento positivo
Los pensamientos negativos pueden alimentar el pesimismo y crear estrés innecesario. Puedes aprender a convertir los pensamientos negativos en pensamientos positivos. El proceso es simple, pero lleva tiempo y práctica. Comienza siguiendo una regla simple: No te digas nada a ti mismo que no les dirías a los demás. Detente y evalúa lo que estás pensando a lo largo del día. Si tienes un pensamiento negativo, evalúalo de manera racional y responde con afirmaciones sobre lo que tienes de bueno.
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