Cocina saludable
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¿Las bebidas energizantes son realmente eficaces?
Debido a las grandes cantidades de azúcar y cafeína que contienen, las bebidas energizantes pueden producir un aumento temporal de energía. Pero consumir la alta cantidad de azúcar que contienen las bebidas energizantes puede producir un aumento de peso. Además, el consumo excesivo de cafeína puede producir efectos secundarios adversos, como nerviosismo, malestar estomacal, irritabilidad, aumento de la frecuencia cardíaca e insomnio. Existen mejores maneras de aumentar la energía. Por ejemplo, duerme lo suficiente, haz ejercicio regularmente y lleva una alimentación saludable.
¿La actividad física es una obligación? ¡Ya no más!
Es más probable que adhieras a un programa de ejercicios si te diviertes. Si no disfrutas de tus entrenamientos, prueba algo diferente. Únete a una liga de volley o de softball. Toma una clase de bailes de salón. Cambia tus zapatillas por un traje de baño. Recuerda, el ejercicio no tiene por qué ser monótono.
¿Hiciste ejercicio hoy? ¡Recompénsate!
Después de hacer ejercicio, tómate unos minutos para disfrutar de las sensaciones agradables te que produce. Reflexiona sobre lo que acabas de lograr. Este tipo de recompensa interna puede ayudarte a que te comprometas a largo plazo con el ejercicio regular. Las recompensas externas también pueden ser útiles. Cuando alcances una meta de mayor alcance, regálate un nuevo par de calzado deportivo o canciones nuevas para disfrutar mientras te ejercitas.
¿Haces ejercicio? Llévalo a otro nivel
¿Quieres aprovechar al máximo tus entrenamientos? ¡Prueba el entrenamiento por intervalos! Esto significa simplemente alternar ráfagas de actividad intensa con intervalos de actividad más ligera. Sal a caminar. Si estás en buen estado físico, prueba incorporando ráfagas cortas de trote en las caminatas intensas que haces con regularidad. Si no estás en tan buen estado físico, alterna una caminata pausada con períodos de caminata más rápida. (Por ejemplo, si sueles caminar al aire libre, camina más rápido entre determinados buzones, árboles o cuadras de la ciudad). Cuanto más vigoroso sea el ejercicio, más calorías quemarás, incluso si aumentas la intensidad durante unos pocos minutos por vez.
¿Haces ejercicio regularmente? ¡Lleva un registro de tu progreso!
Si haces ejercicio con regularidad, felicitaciones. Sigue así. Llevar un diario de ejercicios puede ayudar. Registra lo que hiciste durante cada sesión de ejercicio, el tiempo ejercitado y cómo te sentiste después. Hacer un seguimiento de tus esfuerzos puede ser un buen recordatorio de que estás progresando constantemente hacia tus objetivos de acondicionamiento físico.
¿Hace actividad física? Programa bien tus comidas
Piensa cuánto comes antes de entrenar. Si comes demasiado, es posible que te sientas perezoso. Por el contrario, si no comes lo suficiente antes de hacer actividad física, podrías no tener la energía necesaria para completar el entrenamiento. Para lograr el equilibrio adecuado, come un refrigerio liviano antes de hacer ejercicio. Después de una comida importante, espera unas horas antes de ir al gimnasio.
¿Faltaste a un entrenamiento? ¡No te rindas!
Si estás demasiado ocupado para ejercitarte o simplemente no tienes ganas de hacerlo, tómate uno o dos días de descanso. Si necesitas un descanso, sé considerado contigo mismo. Después de todo, es bueno ser flexible. Lo importante es que vuelvas a tu rutina en cuanto puedas.
¿Estás listo para hacer ejercicio?
Seguro, estás ocupado. Es difícil encontrar el tiempo para hacer actividad física todos los días. Sin embargo, prepararse para hacer ejercicio puede marcar una diferencia. Pon la ropa para hacer ejercicio, incluso los calcetines, sobre la cómoda. Llena el refrigerador con botellas de agua. Deja el calzado deportivo y los calcetines en el automóvil, para poder caminar un poco durante las prácticas o los ensayos de tu hijo o mientras haces tiempo para encontrarte con un amigo para cenar.
¿Estás estresado? Evita trasnochar
Dormir lo suficiente puede ayudarte a afrontar las exigencias de la vida cotidiana. Para la mayoría de los adultos, dormir entre siete y ocho horas por noche es la cantidad adecuada. Si tienes sueño durante el día, es posible que tu rutina a la hora de acostarte necesite un ajuste. Prueba estos consejos: 1. No te vayas a la cama con hambre o demasiado lleno. 2. Crea un ritual relajante a la hora de acostarte, como tomar un baño. 3. Limita las siestas diurnas. 4. Acuéstate siempre aproximadamente a la misma hora, incluso los fines de semana. 5. Anota las preocupaciones y déjalas a un lado para el día siguiente.
¿Estás demasiado enfermo para hacer ejercicio?
El resfriado común no tiene por qué ser un impedimento. En general, puedes hacer ejercicios leves a moderados si presentas síntomas por encima del cuello, como goteo de la nariz, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta leve. Sin embargo, si presentas síntomas por debajo del cuello, como acumulación de flemas en los bronquios, tos áspera o malestar estomacal, retrasa el entrenamiento. Tampoco hagas ejercicio si tienes fiebre, fatiga, dolores generalizados en los músculos o una enfermedad contagiosa.
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