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¿Haces ejercicio? Llévalo a otro nivel
¿Quieres aprovechar al máximo tus entrenamientos? ¡Prueba el entrenamiento por intervalos! Esto significa simplemente alternar ráfagas de actividad intensa con intervalos de actividad más ligera. Sal a caminar. Si estás en buen estado físico, prueba incorporando ráfagas cortas de trote en las caminatas intensas que haces con regularidad. Si no estás en tan buen estado físico, alterna una caminata pausada con períodos de caminata más rápida. (Por ejemplo, si sueles caminar al aire libre, camina más rápido entre determinados buzones, árboles o cuadras de la ciudad). Cuanto más vigoroso sea el ejercicio, más calorías quemarás, incluso si aumentas la intensidad durante unos pocos minutos por vez.
¿Haces ejercicio regularmente? ¡Lleva un registro de tu progreso!
Si haces ejercicio con regularidad, felicitaciones. Sigue así. Llevar un diario de ejercicios puede ayudar. Registra lo que hiciste durante cada sesión de ejercicio, el tiempo ejercitado y cómo te sentiste después. Hacer un seguimiento de tus esfuerzos puede ser un buen recordatorio de que estás progresando constantemente hacia tus objetivos de acondicionamiento físico.
¿Hace actividad física? Programa bien tus comidas
Piensa cuánto comes antes de entrenar. Si comes demasiado, es posible que te sientas perezoso. Por el contrario, si no comes lo suficiente antes de hacer actividad física, podrías no tener la energía necesaria para completar el entrenamiento. Para lograr el equilibrio adecuado, come un refrigerio liviano antes de hacer ejercicio. Después de una comida importante, espera unas horas antes de ir al gimnasio.
¿Faltaste a un entrenamiento? ¡No te rindas!
Si estás demasiado ocupado para ejercitarte o simplemente no tienes ganas de hacerlo, tómate uno o dos días de descanso. Si necesitas un descanso, sé considerado contigo mismo. Después de todo, es bueno ser flexible. Lo importante es que vuelvas a tu rutina en cuanto puedas.
¿Estás estresado? Evita trasnochar
Dormir lo suficiente puede ayudarte a afrontar las exigencias de la vida cotidiana. Para la mayoría de los adultos, dormir entre siete y ocho horas por noche es la cantidad adecuada. Si tienes sueño durante el día, es posible que tu rutina a la hora de acostarte necesite un ajuste. Prueba estos consejos: 1. No te vayas a la cama con hambre o demasiado lleno. 2. Crea un ritual relajante a la hora de acostarte, como tomar un baño. 3. Limita las siestas diurnas. 4. Acuéstate siempre aproximadamente a la misma hora, incluso los fines de semana. 5. Anota las preocupaciones y déjalas a un lado para el día siguiente.
¿Estás demasiado enfermo para hacer ejercicio?
El resfriado común no tiene por qué ser un impedimento. En general, puedes hacer ejercicios leves a moderados si presentas síntomas por encima del cuello, como goteo de la nariz, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta leve. Sin embargo, si presentas síntomas por debajo del cuello, como acumulación de flemas en los bronquios, tos áspera o malestar estomacal, retrasa el entrenamiento. Tampoco hagas ejercicio si tienes fiebre, fatiga, dolores generalizados en los músculos o una enfermedad contagiosa.
¿Estás a un paso de tener pie de atleta?
El hongo que causa el pie de atleta crece en un ambiente cálido y húmedo. Para estar un paso más adelante, sigue estos consejos: 1. Utiliza un calzado bien ventilado que permita que tus pies respiren. 2. Si tus pies sudan mucho, cámbiate los calcetines dos veces al día. 3. Usa sandalias o zapatos impermeables alrededor de las piscinas públicas, las duchas y los vestidores.
¿Está en tus genes envejecer con buena salud?
Claro, tus genes afectan tu salud. Pero tu estilo de vida, tu medio ambiente, y hasta el azar pueden ser más importantes. Lo que comes, cuánto ejercicio haces, cómo controlas el estrés, cuánto duermes y si fumas, todo esto juega un papel en el desarrollo de una afección cardíaca. Inclina la balanza a tu favor con opciones de estilo de vida saludable.
¿Es recomendable o no usar jabón antibacteriano?
En general, lo mejor es lavarse las manos con agua y jabón. Los jabones antibacterianos de venta libre no son más efectivos para matar gérmenes que el jabón común.
¿Es la sal marina más saludable que la sal de mesa?
A pesar de que la sal marina suele anunciarse como un tipo de sal más saludable, tiene el mismo valor nutritivo básico que la sal de mesa. De hecho, la sal marina y la sal de mesa contienen cantidades comparables de sodio en peso. Las principales diferencias entre la sal marina y la sal de mesa están en su sabor, textura y procesamiento. Cualquiera que sea el tipo de sal que te guste comer, hazlo con moderación. Las pautas alimentarias para los estadounidenses recomiendan limitar el sodio a menos de 2300 miligramos al día.
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