Bronchiolitis

Perspectiva general

La bronquiolitis es una infección pulmonar común en niños pequeños y bebés. Causa hinchazón, irritación y acumulación de moco en las pequeñas vías respiratorias de los pulmones. Estas vías respiratorias pequeñas se denominan bronquiolos. La causa de la bronquiolitis casi siempre es un virus.

Esta comienza con síntomas parecidos a los del resfriado común. Pero luego comienza a empeorar y al respirar, causa tos y un sonido agudo tipo silbido, llamado sibilancia. A veces los niños tienen dificultades para respirar. Los síntomas de bronquiolitis pueden durar de 1 a 2 semanas, pero a veces duran más tiempo.

La mayoría de los niños mejora con cuidados en el hogar. Algunos de ellos necesitan quedarse en el hospital.

Bronquiolos y alvéolos en los pulmones

Dentro de los pulmones, las vías respiratorias principales, denominadas bronquios, se ramifican en pasajes cada vez más pequeños. Las vías respiratorias más pequeñas, llamadas bronquiolos, llevan a unos diminutos sacos llenos de aire conocidos como alvéolos.

Síntomas

Durante los primeros días, los síntomas de bronquiolitis son parecidos a los de un resfriado:

  • Goteo de la nariz.
  • Congestión nasal.
  • Tos.
  • A veces, fiebre leve.

Luego, es posible que tu hijo pase una semana o más esforzándose más de lo normal para respirar, lo cual puede incluir sibilancias.

Muchos bebés con bronquiolitis también presentan una infección de oído que se llama otitis media.

Cuándo debes consultar a un médico

Si los síntomas son graves, llama al proveedor de atención médica de tu hijo. Esto es importante en especial si tu hijo tiene menos de 12 semanas de vida o tiene otros factores de riesgo para la bronquiolitis, como un nacimiento prematuro o una afección cardíaca.

Busca atención médica de inmediato si tu hijo presenta alguno de estos síntomas:

  • Tiene la piel, los labios y las uñas azulados o grisáceos debido a niveles bajos de oxígeno.
  • Se esfuerza por respirar y no puede hablar ni llorar.
  • Se niega a beber lo suficiente o respira demasiado rápido al comer o beber.
  • Respira muy rápido (en bebés esto puede ser más de 60 respiraciones por minuto) con respiraciones breves y superficiales.
  • No puede respirar con facilidad y las costillas parecen succionar hacia adentro cuando el bebé inhala.
  • Produce una sibilancia al respirar.
  • Emite ruidos similares a un gruñido con cada respiración.
  • Parece débil o muy cansado, o se mueve con lentitud.

Causas

La bronquiolitis se produce cuando un virus infecta los bronquiolos, que son las vías respiratorias más pequeñas de los pulmones. La infección hace que los bronquiolos se inflamen y se irriten. La mucosidad se acumula en estas vías respiratorias, lo que dificulta que el aire fluya libremente dentro y fuera de los pulmones.

Por lo general, la causa de la bronquiolitis es el virus respiratorio sincicial. El virus respiratorio sincicial es un virus común que infecta a casi todos los niños hasta los 2 años. Los brotes de la infección por el virus respiratorio sincicial a menudo aparecen durante los meses más fríos del año en algunas ubicaciones o en la temporada de lluvia en otras. Es posible que una persona lo tenga más de una vez. Otros virus también pueden provocar bronquiolitis, incluidos los que causan la gripe o el resfriado común.

Los virus que causan la bronquiolitis se contagian fácilmente. Te puedes contagiar a través de las gotitas en el aire cuando alguien que está enfermo tose, estornuda o habla. También puedes adquirirlos tocando objetos compartidos (como platos, perillas, toallas o juguetes) y luego tocándote los ojos, la nariz o la boca.

Factores de riesgo

Por lo general, la bronquiolitis afecta a niños menores de 2 años. Los bebés menores de 3 meses corren mayor riesgo de contraer bronquiolitis porque sus pulmones y su capacidad para combatir infecciones aún no están completamente desarrollados. En raras ocasiones, los adultos pueden contraer bronquiolitis.

Algunos otros de los factores que aumentan el riesgo de bronquiolitis en bebés y niños pequeños son los siguientes:

  • Nacer prematuramente.
  • Tener una afección cardíaca o pulmonar.
  • Tener el sistema inmunitario debilitado. Esto hace que sea difícil combatir infecciones.
  • Estar expuesto al humo de tabaco.
  • Tener contacto con muchos otros niños, por ejemplo, en un entorno de cuidado infantil.
  • Pasar tiempo en lugares concurridos.
  • Tener hermanos que asisten a la escuela o reciben servicios de cuidado infantil y traen la infección a casa.

Complicaciones

Es posible que las complicaciones de la bronquiolitis grave incluyan las siguientes:

  • Poco oxígeno en el cuerpo.
  • Pausas en la respiración, que es más probable que ocurran en bebés prematuros y de menos de 2 meses.
  • No poder beber líquidos suficientes. Esto puede provocar deshidratación, cuando se pierde demasiado líquido corporal.
  • No poder recibir la cantidad necesaria de oxígeno. Esto se conoce como insuficiencia respiratoria.

Si se presenta alguno de estos, es posible que tu hijo tenga que estar en el hospital. Es posible que la insuficiencia respiratoria grave requiera la inserción de una cánula en la tráquea. Esto ayuda a respirar a tu hijo hasta que la infección mejore.

Prevención

Debido a que los virus que causan la bronquiolitis se diseminan de una persona a otra, una de las mejores maneras de prevenir la infección es lavarte las manos con frecuencia. Esto es importante en especial antes de tocar a tu bebé, cuando tengas un resfriado, una gripe u otra enfermedad que pueda contagiarse. Si tienes alguna de estas enfermedades, usa una mascarilla facial.

Si tu hijo tiene bronquiolitis, procura que no salga de la casa hasta que la enfermedad haya pasado para evitar que contagie a otros.

Para ayudar a evitar la infección:

  • Limita el contacto con personas que tengan fiebre o resfriado. Si tu hijo es un recién nacido, especialmente un recién nacido prematuro, evita la exposición a personas con resfriados. Esto es importante en especial durante los primeros dos meses de vida.
  • Limpia y desinfecta las superficies. Limpia y desinfecta las superficies y los objetos que las personas tocan con frecuencia, como los juguetes y las perillas de las puertas. Esto es importante en especial si un miembro de la familia está enfermo.
  • Lávate las manos a menudo. Lávate las manos y lava las de tu hijo con frecuencia. Lávate con agua y jabón, por lo menos durante 20 segundos. Ten a mano un desinfectante a base de alcohol para usar cuando estén fuera de casa. Asegúrate de que contenga al menos 60 % de alcohol.
  • Cúbrete al toser y estornudar. Cúbrete la boca y la nariz con un pañuelo desechable. Desecha el pañuelo desechable. Luego, lávate las manos. Si no dispones de agua ni de jabón, utiliza un desinfectante de manos. Si no tienes un pañuelo desechable, tose o estornuda en la parte interna del codo, no en tus manos.
  • Usa tu propio vaso. No compartas los vasos con otros, especialmente si alguien de tu familia está enfermo.
  • Amamanta, cuando sea posible. Las infecciones respiratorias son menos comunes en los bebés amamantados.

Vacunas y medicamentos

No hay vacunas para evitar las causas más comunes de la bronquiolitis (virus respiratorio sincicial y rinovirus). Sin embargo, se recomienda recibir una vacuna contra la gripe todos los años para los mayores de 6 meses.

Es posible que a los bebés con riesgo alto de infección por el virus respiratorio sincicial, como los nacidos prematuramente o con una afección pulmonar, o un sistema inmunitario debilitado, se les administre palivizumab (Synagis). Este medicamento puede disminuir la posibilidad de infecciones por el virus respiratorio sincicial.

Diagnóstico

El proveedor de atención médica de tu hijo generalmente puede diagnosticar la bronquiolitis por los síntomas y al escuchar los pulmones con un estetoscopio.

Por lo general, no es necesario hacer exámenes ni radiografías para diagnosticar la bronquiolitis. Sin embargo, el proveedor de atención médica de tu hijo puede recomendar pruebas si corre el riesgo de tener bronquiolitis grave, si los síntomas empeoran o si sospecha que puede haber otro problema.

Las pruebas pueden incluir lo siguiente:

  • Radiografía de tórax. Una radiografía de tórax puede mostrar si hay signos de neumonía.
  • Pruebas virales. Se puede usar una muestra de la mucosidad de la nariz de tu hijo para determinar la presencia del virus que causa la bronquiolitis. Esto se hace con un hisopo que se introduce suavemente en la nariz.
  • Análisis de sangre. A veces, se puede usar un análisis de sangre para determinar el recuento de glóbulos blancos de tu hijo. Un aumento en los glóbulos blancos, generalmente, es un signo de que el cuerpo está combatiendo una infección. Un análisis de sangre también puede determinar si el nivel de oxígeno en el torrente sanguíneo de tu hijo está bajo.

El proveedor de atención médica de tu hijo puede buscar síntomas de deshidratación, especialmente si el niño se ha negado a comer o beber, o ha estado vomitando. Los signos de deshidratación incluyen boca y piel secas, cansancio extremo y orinar poco o nada.

Tratamiento

La bronquiolitis suele durar de 1 a 2 semanas, pero en ocasiones los síntomas pueden durar más tiempo. La mayoría de los niños con bronquiolitis puede recibir atención en el hogar con medidas de alivio. Es importante estar atento a problemas con la respiración que empeoran. Por ejemplo, hacer un esfuerzo para poder respirar, no poder hablar o llorar por el esfuerzo, o emitir ruidos similares a un gruñido cada vez que respiran.

Como son los virus los que causan la bronquiolitis, los antibióticos (que se usan para tratar infecciones causadas por bacterias) no son eficaces para combatirlos. Junto con la bronquiolitis, pueden ocurrir infecciones bacterianas como la neumonía o una infección de oído. En este caso, el proveedor de atención médica de tu hijo puede administrar un antibiótico para la infección bacteriana.

Los medicamentos conocidos como broncodilatadores, que abren las vías respiratorias, no parecen ayudar a tratar la bronquiolitis, por lo que no suelen administrarse. En casos graves, el proveedor de atención médica de tu hijo puede probar un tratamiento con nebulizaciones de albuterol para ver si ayuda. Durante este tratamiento, una máquina crea una niebla ligera de medicamento que tu hijo inspira hacia los pulmones.

No se ha comprobado que los medicamentos corticoides orales y golpear el pecho para aflojar la mucosidad, un tratamiento conocido como fisioterapia torácica, sean tratamientos eficaces para la bronquiolitis, y no se recomiendan.

Atención hospitalaria

Algunos pocos niños pueden requerir una internación. Pueden colocarle a tu hijo una mascarilla facial para que reciba suficiente oxígeno en la sangre. También pueden darle líquidos mediante una vena para evitar la deshidratación. En casos graves, se puede colocar una cánula en la tráquea para ayudar con la respiración.

Estilo de vida y remedios caseros

A pesar de que no es posible acortar la duración de la enfermedad de tu hijo, puedes hacer que esté más cómodo. Estos son algunos consejos:

  • Humidifica el aire. Si el aire de la habitación de tu hijo está seco, un humidificador o vaporizador de vapor frío puede humedecer el aire. Esto puede ayudar a aflojar la mucosidad y aliviar la tos. Asegúrate de mantener el humidificador limpio para evitar la proliferación de bacterias y mohos en la máquina.
  • Proporciona líquidos a tu hijo para mantenerlo hidratado. Los bebés deben beber leche de fórmula o materna solamente. El proveedor de atención médica de tu hijo puede agregar terapia de rehidratación oral. Los niños más grandes pueden beber lo que quieran, como agua, jugo o leche, siempre y cuando lo hagan. Es posible que tu hijo beba más despacio de lo habitual debido a la hinchazón y mucosidad en la nariz. Ofrécele pequeñas cantidades de líquido.
  • Prueba con gotas nasales de solución salina para aliviar la congestión. Puedes comprar estas gotas sin receta médica. Son eficaces, seguras y no irritantes, incluso para los niños. Coloca varias gotas en el orificio de un lado de la nariz, conocido como fosa nasal, y luego succiónala de inmediato con el dispositivo. Ten cuidado de no empujar demasiado el dispositivo en el interior de la nariz. Repite los mismos pasos en la otra fosa nasal.
  • Piensa en usar medicamentos para aliviar el dolor que puedes comprar sin una receta médica. Para el tratamiento de la fiebre o el dolor, consulta al proveedor de atención médica de tu hijo sobre darle a tu hijo medicamentos de venta libre para la fiebre y el dolor para bebés o para niños como acetaminofén (Tylenol, otros) o ibuprofeno (Advil, Motrin, otros). Estos son más seguros que la aspirina. No se recomienda la aspirina en los niños debido al riesgo del síndrome de Reye, una afección rara pero que puede poner en riesgo la vida. Los niños y adolescentes que se están recuperando de la varicela o de síntomas similares a los de la gripe no deben tomar nunca aspirina, ya que tienen un mayor riesgo de padecer el síndrome de Reye.
  • Evita el humo de segunda mano. El humo puede empeorar los síntomas de las infecciones respiratorias. Si un miembro de la familia fuma, pídele que fume fuera de la casa y del coche.

No uses otros medicamentos de venta libre, excepto para bajar la fiebre y aliviar el dolor, para tratar la tos y los resfriados en niños menores de 6 años. Además, trata de evitar el uso de estos medicamentos en niños menores de 12 años. Los riesgos para los niños son mayores que los beneficios.

Preparación antes de la cita

En primer lugar, puedes consultar al proveedor principal de atención médica o pediatra de tu hijo. A continuación te proporcionamos información para ayudarte a prepararte para la cita.

Qué puedes hacer

Antes de la cita médica, prepara una lista de lo siguiente:

  • Cualquier síntoma que tenga tu hijo, también aquellos que parezcan no tener relación con un resfriado o una gripe, y cuándo empezaron.
  • Información personal esencial, como por ejemplo si tu hijo nació prematuramente, presenta algún problema cardíaco o pulmonar o tiene el sistema inmunitario debilitado.
  • Preguntas para hacerle al proveedor de atención médica.

Estas son preguntas que puedes hacerle:

  • ¿Qué es lo que probablemente causa los síntomas de mi hijo? ¿Existen otras causas posibles?
  • ¿Necesita mi hijo algún análisis?
  • ¿Cuánto tiempo suelen durar los síntomas?
  • ¿Puede mi hijo contagiar esta infección a otras personas?
  • ¿Qué tratamiento me recomienda?
  • ¿Cuáles son otras opciones al tratamiento que me recomienda?
  • ¿Necesita mi hijo medicamentos? Si es así, ¿existe alguna opción genérica al medicamento que me recomienda?
  • ¿Qué puedo hacer para que mi hijo se sienta mejor?
  • ¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda consultar? ¿Qué sitios web me sugiere?

No dudes en hacer otras preguntas que tengas durante la cita médica.

Qué esperar del médico

Es posible que el proveedor de atención médica de tu hijo te pregunte lo siguiente:

  • ¿Cuándo comenzó a tener los síntomas tu hijo?
  • ¿Tu hijo tiene síntomas constantemente, o estos aparecen y desaparecen?
  • ¿Cuál es la gravedad de los síntomas de tu hijo?
  • ¿Existe algo que, al parecer, mejore los síntomas de tu hijo?
  • ¿Existe algo que, al parecer, empeore los síntomas de tu hijo?

Prepararte para las preguntas te ayudará a aprovechar al máximo el tiempo con el proveedor de atención médica de tu hijo.

Last Updated Apr 15, 2023


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