Polimiositis

Perspectiva general

La polimiositis es una enfermedad inflamatoria poco frecuente que causa debilidad muscular y, de ese modo, afecta ambos lados del cuerpo. Esta afección puede dificultar la capacidad de subir escaleras, levantarte del asiento, levantar objetos o alcanzar lugares por encima de la cabeza.

Comúnmente, afecta a adultos de entre 30 y 60 años. Las mujeres son más propensas a sufrirla que los varones. Por lo general, los signos y síntomas se manifiestan progresivamente, a lo largo de semanas o meses.

Si bien la polimiositis no tiene cura, el tratamiento, que abarca desde medicamentos hasta la fisioterapia, puede mejorar la fuerza y la función musculares.

Síntomas

La debilidad muscular asociada con la polimiositis afecta los músculos más cercanos al tronco, como los de la cadera, los muslos, los hombros, la parte superior de los brazos y el cuello. La debilidad afecta tanto al lado izquierdo del cuerpo como al derecho, y suele empeorar de manera progresiva.

Cuándo debes consultar a un médico

Busca atención médica si experimentas debilidad muscular sin causa aparente.

Causas

Si bien no se conoce la causa exacta de la polimiositis, la enfermedad comparte muchas características con trastornos autoinmunitarios, en los que el sistema inmunitario ataca por error los tejidos del propio cuerpo.

Factores de riesgo

El riesgo de padecer polimiositis es mayor si tienes lupus, artritis reumatoidea, esclerodermia o el síndrome de Sjögren.

Complicaciones

Entre las posibles complicaciones de la polimiositis se encuentran:

  • Dificultad para tragar. Si los músculos del esófago están afectados, es posible que tengas problemas al tragar (disfagia), que, a su vez, puede causar pérdida de peso y malnutrición.
  • Neumonía por aspiración. La dificultad para tragar también puede hacer que aspires alimentos o líquidos, como la saliva, y que estos ingresen a los pulmones (aspiración), lo cual puede derivar en una neumonía.
  • Problemas respiratorios. Si los músculos del pecho están afectados por la enfermedad, es posible que tengas problemas respiratorios, como falta de aire o, en casos más graves, insuficiencia respiratoria.

Enfermedades asociadas

Si bien estas no son complicaciones, la polimiositis suele estar asociada a otras enfermedades que sí pueden ocasionar otras complicaciones en sí mismas o en combinación con los síntomas de la polimiositis. Entre las enfermedades asociadas se encuentran:

  • Fenómeno de Raynaud. Esta es una enfermedad en la que los dedos de las manos y de los pies, las mejillas, la nariz y las orejas se ponen pálidos cuando están expuestos al frío.
  • Otras enfermedades del tejido conectivo. Otras enfermedades, como el lupus, la artritis reumatoide, la esclerodermia y el síndrome de Sjögren pueden presentarse junto con la polimiositis.
  • Enfermedad cardiovascular. La polimiositis puede ocasionar que las paredes musculares del corazón se inflamen (miocarditis). En una cantidad reducida de personas que presentan polimiositis, es posible que se desarrolle insuficiencia cardíaca congestiva y arritmias.
  • Enfermedad pulmonar. Es posible que, junto con la polimiositis, se desarrolle una enfermedad llamada enfermedad pulmonar intersticial. La enfermedad pulmonar intersticial hace referencia a un grupo de trastornos que causan cicatrización (fibrosis) del tejido pulmonar, lo cual hace que los pulmones se vuelvan rígidos y pierdan elasticidad. Los signos y síntomas son tos seca y falta de aire.
  • Cáncer. Las personas que tienen polimiositis tienen un elevado riesgo de cáncer.

Diagnóstico

Si el médico sospecha que tienes polimiositis, podría recomendarte algunas de las siguientes pruebas:

  • Análisis de sangre. Un análisis de sangre le permitirá al médico saber si tienes niveles elevados de enzimas musculares, lo que puede indicar un daño muscular. Un análisis de sangre también puede detectar autoanticuerpos específicos asociados con los diferentes síntomas de la polimiositis, lo cual puede ayudar a determinar el mejor medicamento y tratamiento.
  • Electromiografía. Esta prueba consiste en insertar un electrodo de aguja fina a través de la piel en el músculo. La actividad eléctrica se mide a medida que relajas o tensas el músculo, y los cambios en el patrón de la actividad eléctrica pueden confirmar si existe una enfermedad muscular. El médico puede determinar el alcance de la enfermedad al analizar diferentes músculos.
  • Imágenes por resonancia magnética. Un escáner crea imágenes transversales de los músculos del cuerpo a partir de los datos generados por un poderoso campo magnético y ondas de radio. A diferencia de una biopsia del músculo, la resonancia magnética puede evaluar la inflamación en una zona más grande del músculo.
  • Biopsia de tejido muscular. Durante esta prueba, se extrae quirúrgicamente un pequeño trozo de tejido muscular para su análisis en el laboratorio. Los análisis pueden revelar anormalidades, como inflamación, daños, ciertas proteínas o deficiencias enzimáticas.

Tratamiento

Si bien la polimiositis no tiene cura, el tratamiento puede mejorar la fuerza y función musculares. Cuanto antes comiences el tratamiento durante la polimiositis, más efectivo será y causará menos complicaciones.

Sin embargo, al igual que sucede con muchas enfermedades, no existe un único enfoque que sea el mejor; tu médico adaptará la estrategia de tu tratamiento sobre la base de tus síntomas y de cómo responden a la terapia.

Medicamentos

Los medicamentos usados más comúnmente para tratar la polimiositis son los siguientes:

  • Corticoesteroides. Los medicamentos, como la prednisona, pueden ser muy efectivos para controlar los síntomas de la polimiositis. No obstante, el uso prolongado de estas drogas puede tener efectos secundarios graves y de amplio espectro, por lo que tu médico puede reducir de forma gradual la dosis del medicamento.
  • Drogas complementarias a los corticoesteroides. Cuando se usan combinadas con un corticoesteroide, estas drogas pueden disminuir la dosis y los posibles efectos secundarios de este. Los dos medicamentos más frecuentemente usados para tratar la polimiositis son la azatioprina (Azasan, Imuran) y el metotrexato (Trexall). Otros medicamentos que se recetan para la polimiositis son el micofenolato mofetilo (CellCept), la ciclosporina y el tacrólimus.
  • Rituximab (Rituxan). Si bien se usa con mayor frecuencia para tratar la artritis reumatoide, el rituximab es una opción si las terapias iniciales no logran controlar de forma adecuada tus síntomas de la polimiositis.

Terapia

Según la gravedad de tus síntomas, tu médico podría sugerir lo siguiente:

  • Fisioterapia. Un fisioterapeuta puede mostrarte cómo hacer ejercicios para mantener y mejorar tanto la fuerza como la flexibilidad, así como recomendarte un nivel adecuado de actividad.
  • Terapia del habla. Si la polimiositis debilita los músculos que intervienen en la acción de tragar, la terapia del habla puede ayudarte a aprender cómo compensar esos cambios.
  • Evaluación de la nutrición. A medida que avance la polimiositis, masticar y tragar pueden tornarse más difícil. Un dietista matriculado puede enseñarte a preparar alimentos nutritivos y fáciles de comer.

Cirugías y otros procedimientos

La inmunoglobulina intravenosa (IgIV) es un producto sanguíneo purificado que contiene anticuerpos saludables de miles de donantes de sangre. Estos anticuerpos saludables pueden bloquear los anticuerpos dañinos que atacan a los músculos en la polimiositis. Como la IgIV se administra por vía intravenosa, el tratamiento se debe repetir con regularidad para que siga haciendo efecto.

Estrategias de afrontamiento, y apoyo

Vivir con una enfermedad autoinmunitaria crónica puede hacer que a menudo te preguntes si estás a la altura de las circunstancias. Para que te sea más fácil enfrentarlo, intenta complementar la atención médica que recibes con las siguientes recomendaciones:

  • Infórmate sobre tu enfermedad. Lee todo lo que puedas sobre la polimiositis y otros trastornos musculares y autoinmunitarios. Habla con otras personas que tengan una enfermedad similar. No tengas miedo de hacerle al médico cualquier pregunta que puedas tener sobre tu enfermedad, el diagnóstico o el plan de tratamiento.
  • Sé parte de tu equipo médico. Considérate a ti mismo, a tu médico y a todo otro médico especialista relacionado como un solo frente unido en la lucha contra tu enfermedad. Es esencial que sigas el plan de tratamiento que hayas aceptado. Mantén a tu médico al tanto de cualquier signo o síntoma nuevo que puedas llegar a sentir.
  • Infórmate sobre tus límites y tenlos en cuenta. Aprende a decir que no de manera eficaz y pide ayuda cuando la necesites.
  • Descansa cuando estés cansado. No esperes a sentirte exhausto. Eso solo te hará retroceder aún más mientras el cuerpo intenta recuperarse. Aprender a moderar tu ritmo puede ayudarte a mantener un nivel constante de energía, a cumplir objetivos en la medida de lo posible y a sentirte mejor emocionalmente.
  • Reconoce tus emociones. La negación, la ira y la frustración son sentimientos que, a menudo, surgen cuando debes afrontar una enfermedad. Lo que ocurre no parece normal ni justo, y, tal vez, sientas que está fuera de tu control. Es frecuente tener sentimientos de miedo y de aislamiento, por lo que debes estar cerca de tu familia y de tus amigos. Trata de mantener tu rutina diaria lo más que puedas y no dejes de hacer las actividades que disfrutas. Para muchas personas, los grupos de apoyo son de gran ayuda.

Preparación antes de la cita

Es probable que primero le plantees tus inquietudes acerca de tus síntomas a tu médico de cabecera. El médico podría derivarte a un especialista en tratamientos de la artritis y en otras enfermedades de las articulaciones, los músculos y los huesos (reumatólogo) o a uno que se especialice en los trastornos del sistema nervioso (neurólogo).

Qué puedes hacer

Cuando vayas a ver al médico, asegúrate de tener un registro de tus síntomas. Si bien, tal vez, sea difícil identificar cuándo comenzaron los síntomas, trata de estimar en qué momento comenzaste a notar debilidad, y qué músculos se vieron afectados. Tal vez desees escribir una lista que incluya:

  • Descripciones detalladas de tus síntomas, como qué músculos están afectados
  • Información sobre problemas de salud que hayas tenido
  • Información sobre problemas de salud de tus padres o hermanos
  • Todos los medicamentos y suplementos dietéticos que tomes
  • Preguntas que desees hacerle al médico

Prepara una lista de preguntas con anticipación para sacar el máximo provecho del tiempo limitado que tendrás con tu médico. Para la polimiositis, algunas preguntas básicas para hacerle a tu médico son las siguientes:

  • ¿Qué puede estar provocando estos síntomas?
  • ¿Existen otras causas posibles de mis síntomas?
  • ¿Es probable que mis síntomas cambien con el tiempo?
  • ¿Qué tipo de pruebas podría necesitar? ¿Se requiere alguna preparación especial?
  • ¿Hay tratamientos disponibles para mi enfermedad? ¿Qué tratamientos me recomiendas?
  • Tengo otros problemas de salud. ¿Cuál es la mejor manera de controlarlos de manera conjunta?
  • ¿Tienes folletos u otro material impreso que me pueda llevar? ¿Qué sitios web me recomiendas?

Además de las preguntas que hayas preparado para hacerle a tu médico, no dudes en hacer otras durante la consulta si llegas a pensar en algo nuevo.

Qué esperar del médico

Es probable que tu médico te haga varias preguntas como las siguientes:

  • ¿Cuándo notaste debilidad muscular por primera vez?
  • ¿Tu enfermedad apareció en forma gradual o se manifestó de repente?
  • ¿Sientes fatiga fácilmente durante las horas en las que estás despierto?
  • ¿Qué otros síntomas tienes?
  • ¿Tu enfermedad limita tus actividades?
  • ¿A alguien de tu familia le diagnosticaron una enfermedad o un trastorno que afecte los músculos?
  • Actualmente, ¿tomas algún medicamento o suplemento dietético?
  • ¿Existe algo que, al parecer, esté mejorando los síntomas?
  • ¿Existe algo que, al parecer, esté empeorando los síntomas?

Last Updated Aug 10, 2022


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