El ejercicio y la esclerosis múltiple

Sí, las personas con esclerosis múltiple pueden hacer ejercicio. Sin embargo, se recomienda adoptar un enfoque individual, ya que la discapacidad por esclerosis múltiple varía de un paciente a otro. Los síntomas comunes de la esclerosis múltiple, como fatiga, debilidad y mala coordinación, pueden hacer que la perspectiva de hacer ejercicio sea desalentadora.

Sin embargo, algunos estudios demuestran que los beneficios del ejercicio superan enormemente los desafíos si se tiene esclerosis múltiple, siempre y cuando se recuerde que no hay que exagerar y que la moderación es fundamental. Además, el ejercicio de forma regular puede ayudar a combatir la obesidad, que puede empeorar algunos síntomas comunes de la esclerosis múltiple, como fatiga, problemas relacionados con la movilidad, el estado de ánimo y el sueño, entre otros.

Si tienes esclerosis múltiple, consulta con tu médico antes de comenzar una rutina. Las personas con esclerosis múltiple pueden beneficiarse de al menos 30 minutos de actividad física tres días a la semana, como mínimo. Para una persona con esclerosis múltiple, el ejercicio demasiado intenso puede provocar fatiga y lesiones graves, y empeorar los síntomas.

Aunque el ejercicio aeróbico regular puede aumentar la fuerza y el equilibrio, mejorar el control del intestino y la vejiga, y disminuir la espasticidad relacionada con la esclerosis múltiple, puede ser contraproducente si no adoptas un enfoque moderado, ya que realizar ejercicios muy intensos no es necesario para mejorar la salud. Las investigaciones demuestran que incluso el ejercicio moderado puede ofrecer beneficios en cuanto al equilibrio, la fatiga, el nivel de estado físico y la calidad de vida.

Puedes tener entumecimiento, hormigueo o visión borrosa cuando empiezas a hacer ejercicio. Esto se debe al aumento de la temperatura corporal central a causa del esfuerzo. Por lo general, los síntomas se aliviarán a medida que tu cuerpo se enfríe. Puedes controlar tu temperatura corporal mientras haces ejercicio con una prenda o dispositivo de refrigeración.

Un fisioterapeuta o entrenador físico familiarizado con la esclerosis múltiple puede ayudar a crear una rutina que se ajuste a tus capacidades y que aborde cuestiones como la temperatura corporal, el equilibrio deficiente, la fatiga y la espasticidad. También puede ayudar a controlar el pulso y la frecuencia respiratoria para ayudarte a mantener el ritmo y evitar el sobreesfuerzo.

Realizar ejercicios en la piscina, como aeróbicos acuáticos, puede ayudar a mantener el equilibrio. Un mejor equilibrio puede reducir el riesgo de caídas. Los ejercicios en la piscina también suponen un menor esfuerzo para las articulaciones y un menor riesgo de sobrecalentamiento.

Cualquier persona con esclerosis múltiple puede modificar una rutina de ejercicios para satisfacer sus necesidades. Solo recuerda trabajar dentro de tu rango de capacidad y no sobreexigirte.

Last Updated Aug 11, 2022


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