Enfermedad hepática del hígado graso no alcohólico

Perspectiva general

La enfermedad no alcohólica de hígado graso, también llamada hepatopatía grasa no alcohólica, es un problema hepático que afecta a personas que beben poco o nada de alcohol. En la enfermedad no alcohólica de hígado graso, hay mucha acumulación de grasa en este órgano. Se observa con mayor frecuencia en personas con sobrepeso u obesidad.

La enfermedad no alcohólica de hígado graso está volviéndose más común, especialmente en los países occidentales y de Oriente Medio a medida que aumenta el número de personas con obesidad. Es el tipo más común de enfermedad hepática en el mundo. La gravedad de la enfermedad no alcohólica de hígado graso varía desde esteatosis hepática, o hígado graso, hasta un tipo más serio llamado esteatohepatitis no alcohólica.

La esteatohepatitis no alcohólica hace que el hígado se hinche y sufra daños debido a los depósitos de grasa. La esteatohepatitis no alcohólica puede empeorar y llevar a la formación de graves cicatrices en el hígado, lo que se conoce como cirrosis, y hasta a cáncer de hígado. Este daño es similar al causado por el consumo excesivo de alcohol.

Actualmente, esté en curso la moción de cambiar el nombre de enfermedad no alcohólica de hígado graso a enfermedad hepática grasa por disfunción metabólica. Los expertos también recomiendan cambiar el nombre de esteatohepatitis no alcohólica a esteatohepatitis por disfunción metabólica.

Vista microscópica de un hígado saludable y de un hígado con enfermedad hepática grasa no alcohólica

En comparación con un hígado sano (arriba), un hígado graso (abajo) luce más grande y decolorado. En la enfermedad del hígado graso no alcohólico, las muestras de tejido revelan grasa adicional, mientras que la inflamación y la cicatrización avanzada son visibles en la esteatohepatitis no alcohólica.

Síntomas

Generalmente, la enfermedad del hígado graso no alcohólico no presenta síntomas. Cuando lo hace, pueden ser los siguientes:

  • Cansancio
  • Malestar general
  • Dolor o molestia en la parte superior derecha del abdomen

A continuación, se mencionan algunos síntomas posibles de la esteatohepatitis no alcohólica y la cirrosis, o la formación de mucho tejido cicatricial:

  • Picazón en la piel
  • Hinchazón abdominal (ascitis)
  • Falta de aire
  • Hinchazón de las piernas
  • Vasos sanguíneos agrandados justo debajo de la superficie de la piel
  • Dilatación del bazo
  • Palmas rojas
  • Coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia)

Cuándo debes consultar con un médico

Si tienes síntomas persistentes que te preocupan, programa una cita con un miembro de tu equipo de atención médica.

El hígado, ubicado sobre el estómago

El hígado es el órgano interno más grande del cuerpo. Mide aproximadamente 11 pulgadas (28 cm). Se ubica principalmente en la parte superior derecha del abdomen, por encima del estómago.

Causas

Los expertos no saben con exactitud por qué la grasa se acumula en algunos hígados y en otros no. Tampoco logran comprender del todo por qué algunos hígados grasos pueden derivar en una esteatohepatitis no alcohólica.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico y la esteohepatitis no alcohólica están relacionadas con lo siguiente:

  • Genética
  • Sobrepeso u obesidad
  • Resistencia a la insulina, en la cual las células no absorben la glucosa en respuesta a la hormona insulina
  • Diabetes tipo 2, a veces llamada nivel alto de la glucosa en la sangre o hiperglucemia
  • Niveles altos de grasas, particularmente triglicéridos, en la sangre

Esta combinación de problemas de salud puede contribuir a desarrollar un hígado graso. Sin embargo, algunas personas contraen la enfermedad del hígado graso no alcohólico sin tener ninguno de estos factores de riesgo.

Factores de riesgo

Muchas enfermedades y problemas de salud pueden incrementar el riesgo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Por ejemplo:

  • Antecedentes familiares de enfermedad del hígado graso u obesidad
  • Deficiencia de la hormona de crecimiento, lo que significa que el cuerpo no produce hormonas suficientes para crecer
  • Colesterol alto
  • Niveles altos de triglicéridos en la sangre
  • Resistencia a la insulina
  • Síndrome metabólico
  • Obesidad, especialmente cuando la grasa se concentra en la cintura
  • Síndrome de ovario poliquístico
  • Apnea obstructiva del sueño
  • Diabetes tipo 2
  • Tiroides hipofuncionante (hipotiroidismo)
  • Baja actividad de la glándula pituitaria (hipopituitarismo)

La esteatohepatitis no alcohólica es más probable en estos grupos:

  • Personas mayores de 50 años
  • Personas con ciertos factores genéticos de riesgo
  • Personas con obesidad
  • Personas con diabetes o nivel alto de glucosa en la sangre
  • Personas con síntomas del síndrome metabólico, como presión arterial alta, triglicéridos altos y gran circunferencia de la cintura

Es difícil diferenciar la enfermedad del hígado graso no alcohólico de la esteatohepatitis no alcohólica sin realizar evaluaciones y pruebas clínicas.

Complicaciones

La formación de cicatrices graves en el hígado, o cirrosis, es la principal complicación de la enfermedad del hígado graso no alcohólico y la esteatohepatitis no alcohólica. La cirrosis se desarrolla a causa de una lesión en el hígado; por ejemplo, el daño causado por la inflamación en la esteatohepatitis no alcohólica. A medida que el hígado intenta detener la inflamación, se forman áreas con cicatrices o fibrosis. Si la inflamación es continua, la fibrosis se disemina y afecta cada vez más tejido hepático.

Si no se controla la formación de cicatrices, la cirrosis puede derivar en lo siguiente:

  • Acumulación de líquidos en el área del estómago (ascitis)
  • Hinchazón de las venas del esófago o várices esofágicas que pueden romperse y sangrar
  • Confusión, somnolencia y habla arrastrada (encefalopatía hepática)
  • Bazo hiperactivo o hiperesplenismo que puede provocar un recuento muy bajo de plaquetas
  • Cáncer de hígado
  • Insuficiencia hepática terminal, lo cual significa que el hígado ya no funciona.

Los expertos calculan que casi el 24 % de los adultos en los Estados Unidos tienen enfermedad del hígado graso no alcohólico y, aproximadamente, entre el 1,5 % y el 6,5 % tienen esteatohepatitis no alcohólica.

Un hígado sano comparado con un hígado con cirrosis

Un hígado sano, a la izquierda, no muestra signos de tejido fibroso. En un hígado con cirrosis, a la derecha, el tejido fibroso reemplaza el tejido hepático sano.

Varices esofágicas

Las várices esofágicas son venas dilatadas en el esófago. A menudo, se deben a la obstrucción de la circulación sanguínea a través de la vena porta, que transporta la sangre desde el intestino, el páncreas y el bazo hasta el hígado.

Cáncer de hígado

El cáncer de hígado comienza en las células hepáticas. El tipo más común de cáncer de hígado comienza en las células llamadas hepatocitos y se denomina carcinoma hepatocelular.

Prevención

Para reducir tu riesgo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico, haz lo siguiente:

  • Sigue una dieta saludable. Lleva una dieta saludable con muchas frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables.
  • Limita el consumo de alcohol, azúcares simples y el tamaño de las porciones. Evita las bebidas con azúcar, como los refrescos, las bebidas deportivas, los jugos y el té dulce. Las bebidas alcohólicas pueden dañar el hígado y, por eso, se debe limitar o minimizar su consumo.
  • Mantén un peso saludable. Si tienes sobrepeso u obesidad, trabaja con tu equipo de atención médica para bajar de peso de forma gradual. Si tienes un peso saludable, trabaja para mantenerlo siguiendo una dieta saludable y haciendo actividad física.
  • Haz ejercicio físico. Permanece en actividad la mayoría de los días de la semana. Obtén la aprobación del equipo de atención médica antes si no has estado haciendo ejercicio regularmente.

Diagnóstico

Debido a que la enfermedad del hígado graso no alcohólico, por lo general, no produce síntomas, muchas veces se detecta cuando se realizan pruebas por otros motivos que apuntan a un problema en el hígado. Por ejemplo, un análisis de sangre durante un control anual puede indicar niveles altos de enzimas hepáticas, lo que puede derivar en la realización de más pruebas y un diagnóstico de enfermedad del hígado graso no alcohólico.

Las pruebas que se realizan para diagnosticar la enfermedad del hígado graso no alcohólico descartan otras enfermedades y miden el daño hepático. Entre ellas, se incluyen las siguientes:

Análisis de sangre

  • Hemograma completo
  • Pruebas para el hierro, que muestran la cantidad de hierro en la sangre y en otras células
  • Pruebas de enzimas hepáticas y análisis de la función hepática
  • Pruebas de la hepatitis viral crónica (hepatitis A, hepatitis C y otras)
  • Examen para detección de la enfermedad celíaca
  • Examen de glucosa sanguínea en ayunas
  • Hemoglobina glucosilada A1c, que muestra la estabilidad de la glucosa en la sangre
  • Perfil de lípidos, que mide la grasa en la sangre, como el colesterol y los triglicéridos

Procedimientos por imágenes

Los estudios por imágenes que sirven para diagnosticar la enfermedad del hígado graso no alcohólico incluyen los siguientes:

  • Ecografía abdominal: muchas veces es la prueba inicial cuando se sospecha una enfermedad hepática.
  • Resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC). Estas pruebas son las mejores para detectar casos de fibrosis hepática leve, pero no pueden diferenciar entre la esteatohepatitis no alcohólica y la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
  • Elastografía transitoria: un tipo más nuevo de ecografía que mide la rigidez del hígado. La rigidez del hígado es un signo de fibrosis o de formación de cicatrices.
  • Elastografía por resonancia magnética: combina una resonancia magnética con ondas sonoras para crear un elastograma o mapa visual que muestra la rigidez de los tejidos corporales.

Biopsia de hígado

Si otras pruebas revelan signos de enfermedad hepática más avanzada o esteatohepatitis no alcohólica, o si los resultados de las pruebas no son claros, tu médico puede sugerir una biopsia de hígado. Una biopsia de hígado es un procedimiento para extraer una pequeña muestra de tejido de tu hígado. Generalmente, se realiza atravesando la pared abdominal con una aguja. La muestra de tejido se examina en un laboratorio para detectar signos de inflamación y cicatrización. La biopsia de hígado es la mejor forma de diagnosticar la esteatohepatitis no alcohólica y muestra con claridad la dimensión del daño hepático.

Una biopsia de hígado puede ser incómoda e implica pequeños riesgos que tu equipo de atención médica te explicará en detalle. Este procedimiento se realiza mediante la inserción de una aguja a través de la pared abdominal hasta llegar al hígado.

Tratamiento

El tratamiento para la enfermedad no alcohólica de hígado graso suele comenzar por bajar de peso. Esto se puede lograr con una alimentación saludable, porciones de tamaño reducido y ejercicio. Perder peso puede mejorar otros problemas de salud que conducen a la enfermedad no alcohólica de hígado graso. Normalmente, se recomienda perder el 10 % o más del peso corporal. Sin embargo, perder solo entre el 3 % y el 5 % del peso inicial puede ser beneficioso. La cirugía o los medicamentos para bajar de peso también pueden ser útiles para determinadas personas.

Hay un nuevo medicamento para tratar a las personas con esteatohepatitis no alcohólica y cicatrices moderadas o graves en el hígado. El resmetirom (Rezdiffra) puede ayudar a reducir la cantidad de grasa que se acumula en el hígado. Este medicamento no se recomienda para personas con cirrosis. Quienes tienen cirrosis debido a la esteatohepatitis no alcohólica, posiblemente requieran un trasplante de hígado.

Estilo de vida y remedios caseros

Con la ayuda de tu equipo de atención médica, puedes tomar medidas para controlar la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Puedes hacer lo siguiente:

  • Baja de peso. Si tienes sobrepeso o eres obeso, disminuye la cantidad de calorías que consumes por día e intenta aumentar la actividad física para bajar de peso gradualmente. Consumir menos calorías es la clave para bajar de peso y controlar esta enfermedad. Si has intentado bajar de peso antes y no lo has logrado, pide ayuda a tu equipo de atención médica.
  • Elige una dieta saludable. Lleva una dieta saludable con muchas frutas, verduras y cereales integrales. Probablemente, tu equipo de atención médica te sugiera evitar o limitar la cantidad de determinados alimentos y bebidas, como el pan blanco, las carnes rojas y procesadas, los jugos y las bebidas con azúcar. Lleva un registro de todas las calorías que consumes.
  • Haz ejercicio y mantente más activo. Procura hacer, al menos, 150 minutos de ejercicio por semana. Si tratas de bajar de peso, hacer más ejercicio puede ayudarte. Si todavía no estás haciendo ejercicio con regularidad, habla primero con tu equipo de atención médica y empieza de a poco.
  • Gestiona la diabetes. Sigue los consejos de tu equipo de atención médica para gestionar la diabetes. Toma los medicamentos según lo indicado por el equipo de atención médica y vigila los niveles de azúcar en la sangre atentamente.
  • Baja los niveles de colesterol y la presión arterial. Mejora tus niveles de colesterol y la presión arterial si están elevados. Una dieta saludable, hacer ejercicio y tomar los medicamentos pueden ayudar a mantener el colesterol, los triglicéridos y la presión arterial en niveles saludables.
  • Protege tu hígado. Evita alimentos y bebidas que podrían perjudicar la salud de tu hígado. Por ejemplo, no consumas bebidas alcohólicas. Toma todos los medicamentos y fármacos de venta libre según las instrucciones correspondientes. Verifica con tu equipo de atención médica antes de usar suplementos herbales, ya que algunos pueden ser perjudiciales para el hígado.

Medicina alternativa

No se ha comprobado que ningún tratamiento de medicina alternativa cure la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Sin embargo, los investigadores están estudiando si algunos suplementos o compuestos naturales podrían ser útiles; por ejemplo:

  • Vitamina E. En teoría, la vitamina E y otras vitaminas, conocidas como antioxidantes, podrían ayudar a proteger el hígado mediante la reducción o neutralización del daño que causa la inflamación. Sin embargo, se necesita investigar más.

    Existe evidencia que sugiere que los suplementos de vitamina E podrían ayudar a las personas con enfermedad del hígado graso no alcohólico que no tengan diabetes tipo 2. Los suplementos de vitamina E no son recomendables para las personas con formación de cicatrices graves en el hígado o con diabetes tipo 2. Se ha asociado la vitamina E con un ligero aumento en el riesgo de enfermedad cardíaca y cáncer de próstata.

  • Café con cafeína. Algunos estudios sugieren que el café podría aportar beneficios para el hígado al reducir el riesgo de enfermedades hepáticas, como la enfermedad del hígado graso no alcohólico, además de disminuir la posibilidad de que se formen cicatrices. Todavía no se sabe bien cómo el café podría prevenir el daño en el hígado, pero se cree que algunos de sus compuestos reducen la inflamación y ralentizan el crecimiento del tejido de las cicatrices.

    Si ya consumes café, estos resultados pueden hacer que te sientas mejor con respecto a tu taza de la mañana. Sin embargo, si aún no lo consumes, probablemente esta no sea una buena razón para empezar a hacerlo. Analiza los posibles beneficios del café con tu equipo de atención médica.

Preparación antes de la cita

Comienza haciendo una consulta con tu médico de cabecera o médico de atención primaria si tienes algún signo o síntoma que te preocupa. Si el médico sospecha que puedes tener un problema hepático, como enfermedad de hígado graso no alcohólico, puede remitirte a un médico que se especialice en el hígado o hepatólogo.

Debido a que las citas médicas pueden ser breves, es aconsejable ir bien preparado. A continuación, te ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a prepararte para la cita médica y a saber qué puedes esperar del médico.

Qué puedes hacer

  • Infórmate sobre lo que tienes que hacer antes de la visita. Cuando programes la cita médica, pregunta si debes hacer algo de antemano.
  • Anota los síntomas que tengas, incluso aquellos que no parezcan estar relacionados con la cita.
  • Haz una lista de todos los medicamentos, vitaminas y suplementos que tomas.
  • Lleva todos los documentos importantes de tu historia clínica, como registros de pruebas que te hayas hecho y que se relacionen con la afección que tienes hoy.
  • Si es posible, pídele a un familiar o a un amigo que te acompañe. En ocasiones, puede ser difícil recordar toda la información que recibes durante una cita. Es posible que la persona que te acompañe recuerde información que tú pasaste por alto u olvidaste.
  • Anota las preguntas que quieras hacerle al equipo de atención médica.

Si descubres que tienes la enfermedad del hígado graso no alcohólico, puedes hacer este tipo de preguntas básicas:

  • ¿La grasa que tengo en el hígado perjudica mi salud?
  • ¿La enfermedad del hígado graso se convertirá en algo más grave?
  • ¿Cuáles son mis opciones de tratamiento?
  • ¿Qué puedo hacer para tener un hígado sano?
  • Tengo otros problemas de salud. ¿Cuál es la mejor manera de controlar estas enfermedades de manera conjunta?
  • ¿Debería consultar con un especialista? ¿Lo cubrirá mi seguro?
  • ¿Tiene folletos u otros materiales impresos que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomienda?
  • ¿Debería programar una consulta de seguimiento?

Además de las preguntas que hayas preparado para el equipo de atención médica, no dudes en hacer otras durante la cita.

Qué esperar del médico

Es probable que el médico te haga preguntas como las siguientes:

  • ¿Has tenido algún síntoma, como coloración amarillenta de los ojos o la piel, y dolor o hinchazón en la cintura?
  • Si te hicieron pruebas en ese momento, ¿cuáles fueron los resultados?
  • ¿Bebes alcohol?
  • ¿Qué medicamentos tomas, incluidos los medicamentos y suplementos de venta libre?
  • ¿Te han dicho alguna vez que tienes hepatitis?
  • ¿Tienen enfermedad hepática otras personas de tu familia?

Last Updated Apr 4, 2024


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