Hernia de disco

Perspectiva general

Una hernia de disco hace referencia a un problema con uno de los amortiguadores cartilaginosos (discos) que se encuentran entre los huesos que se apilan para formar la columna vertebral. Estos huesos se llaman vértebras.

Un disco intervertebral contiene una sustancia suave y gelatinosa en el centro (núcleo). El núcleo está contenido en una cubierta más resistente y elástica (anillo). La hernia de disco ocurre cuando una parte del núcleo se sale a través de una grieta en el anillo. A veces, una hernia de disco también se conoce como disco deslizado o disco roto.

Una hernia de disco, que puede ocurrir en cualquier parte de la espina dorsal, ocurre con mayor frecuencia en la región lumbar. Según la ubicación de la hernia de disco, puede llevar a sentir dolor, entumecimiento o debilidad en un brazo o en una pierna.

Muchas personas no tienen síntomas de una hernia de disco. En el caso de las personas que presentan síntomas, estos tienden a mejorar con el tiempo. Por lo general, no se necesita una cirugía para aliviar el problema.

Hernia de disco

Los discos que se encuentran entre las vértebras de la columna vertebral consisten en un núcleo, que es un centro suave, rodeado de un anillo, es decir, la parte exterior más dura. Una hernia de disco ocurre cuando una parte del núcleo atraviesa una grieta en el anillo. Los síntomas pueden presentarse si la hernia comprime un nervio.

Síntomas

La mayoría de las hernias de disco ocurren en la región lumbar, aunque también pueden ocurrir en el cuello. Los síntomas dependen de la ubicación del disco y de si el disco presiona un nervio. Por lo general, las hernias de disco afectan un solo lado del cuerpo.

  • Dolor en brazos o piernas. Si tu hernia de disco se encuentra en la región lumbar, lo más probable es que sientas dolor en la parte baja de la espalda, los glúteos, el muslo y la pantorrilla. También podrías tener dolor en alguna zona del pie.

    Si tu hernia de disco está en el cuello, normalmente sentirás más dolor en el hombro y el brazo. Este dolor puede aparecer en el brazo o la pierna cuando toses, estornudas o te mueves a ciertas posiciones. El dolor se describe a menudo como agudo o ardiente.

  • Entumecimiento u hormigueo. Las personas con hernias de disco a menudo presentan entumecimiento u hormigueo que se irradia en la parte del cuerpo a la que se conectan los nervios afectados.
  • Debilidad. Los músculos a los que se conectan los nervios afectados tienden a debilitarse. Esto puede hacer que tropieces o que tu capacidad para levantar o sostener objetos se vea afectada.

Puedes tener una hernia de disco sin síntomas. Es posible que no sepas que la tienes a menos que aparezca en una imagen de la columna vertebral.

Cuándo debes consultar con un médico

Busca atención médica si sientes que el dolor de cuello o de espalda baja por un brazo o una pierna, o si también tienes entumecimiento, hormigueo o debilidad.

Causas

Un disco herniado es, con mayor frecuencia, el resultado de un desgaste natural gradual y relacionado con el envejecimiento llamado degeneración discal. A medida que las personas envejecen, los discos se vuelven menos flexibles y más propensos a desgarrarse o romperse, incluso con una tensión o torsión menor.

La mayoría de las personas no pueden precisar la causa de su hernia de disco. Algunas veces, el uso de los músculos de la espalda en lugar de los de las piernas y los muslos para levantar objetos pesados puede generar una hernia de disco. Torcerte y girar mientras levantas objetos también puede causar una hernia de disco. En raras ocasiones, un evento traumático como una caída o un golpe en la espalda es la causa.

Factores de riesgo

Los factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir una hernia de disco son, entre otros:

  • Peso. El exceso de peso corporal causa estrés adicional en los discos de la región lumbar.
  • Profesión. Las personas con trabajos físicamente exigentes tienen un mayor riesgo de padecer problemas de espalda. Los movimientos repetitivos que implican levantar, halar o empujar objetos, inclinarse de costado o girar el cuerpo también pueden aumentar el riesgo de sufrir una hernia de disco.
  • Genética Algunas personas heredan la predisposición a tener una hernia de disco.
  • Tabaquismo. Se cree que fumar disminuye el suministro de oxígeno a los discos y hace que se deterioren más rápidamente.
  • La conducción frecuente. Estar sentado durante largos períodos, sumado a la vibración del motor de un vehículo, puede ejercer presión sobre la columna vertebral.
  • Ser sedentario. El ejercicio regular puede ayudar a prevenir una hernia de disco.

Complicaciones

La médula espinal termina justo por encima de la cintura. Lo que continúa a través del canal medular es un grupo de raíces nerviosas largas que se asemejan a la cola de un caballo y se conoce como cauda equina.

En pocas ocasiones, el disco herniado puede comprimir todo el canal medular, incluidos todos los nervios de la cauda equina. Pocas veces, se puede requerir una cirugía de urgencia para evitar la debilidad o parálisis permanentes.

Busca atención médica de emergencia si tienes lo siguiente:

  • Empeoramiento de los síntomas. El dolor, el entumecimiento o la debilidad pueden aumentar hasta el punto de dificultar tus actividades diarias.
  • Disfunción de la vejiga o de los intestinos. El síndrome de cauda equina puede causar incontinencia o dificultad para orinar, incluso con la vejiga llena.
  • Anestesia en silla de montar. Esta pérdida progresiva de la sensibilidad afecta a las áreas que estarían en contacto con una silla de montar y que son la parte interna de los muslos, la parte posterior de las piernas y el área alrededor del recto.

Prevención

Para ayudar a prevenir una hernia de disco, haz lo siguiente:

  • Haz ejercicio. El fortalecimiento de los músculos del tronco estabiliza y sostiene la espina dorsal.
  • Mantén una buena postura. Esto reduce la presión sobre la espina dorsal y los discos. Mantén la espalda recta y alineada, en especial, cuando estés sentado durante periodos prolongados. Levanta objetos pesados apropiadamente, haciendo que tus piernas (no tu espalda) hagan la mayor parte del trabajo.
  • Mantén un peso saludable. El exceso de peso ejerce más presión sobre la espina dorsal y los discos, haciéndolos más susceptibles a la hernia.
  • Deja de fumar. Evita el consumo de cualquier producto de tabaco.

Diagnóstico

Durante el examen físico, el profesional de la salud te revisará la espalda para detectar sensibilidad. Es posible que te pida que te acuestes y que muevas las piernas en varias posiciones para determinar la causa del dolor.

Tu médico también puede realizar un examen neurológico para verificar lo siguiente:

  • Reflejos
  • Fuerza muscular
  • Capacidad para caminar
  • Capacidad para sentir toques ligeros, pinchazos o vibraciones

En la mayoría de los casos de hernia de disco, un examen físico y los antecedentes médicos son todo lo que se necesita para un diagnóstico. Si el profesional de la salud sospecha otra afección o necesita ver qué nervios están afectados, puede ordenar uno o más de los siguientes exámenes.

Pruebas de diagnóstico por imágenes

  • Radiografías. Las radiografías simples detectan hernias de disco, pero no pueden descartar otras causas del dolor de espalda. Las radiografías pueden revelar infecciones, tumores, problemas en la alineación de la columna vertebral o fracturas de huesos.
  • Tomografía computarizada. Un tomógrafo utiliza una serie de rayos X desde diferentes ángulos. Estas imágenes se combinan para generar imágenes transversales de la columna vertebral y de las estructuras que la rodean.
  • Resonancia magnética. Se utilizan ondas de radio y un campo magnético potente para crear imágenes de las estructuras internas del cuerpo. Este examen se puede utilizar para confirmar la ubicación de la hernia de disco y para ver qué nervios están afectados.
  • Mielografía. Se inyecta una sustancia de contraste en el líquido cefalorraquídeo antes de hacer una tomografía computarizada. Este examen puede detectar presión en la médula espinal o en los nervios debido a múltiples hernias de disco u otras afecciones.

Pruebas neurológicas

Los estudios de conducción nerviosa y las electromiografías miden si los impulsos eléctricos viajan correctamente por el tejido nervioso. Esto puede ayudar a determinar la ubicación del daño nervioso.

  • Estudio de conducción nerviosa. Este examen mide los impulsos nerviosos eléctricos y el funcionamiento de los músculos y nervios mediante electrodos que se colocan en la piel. El estudio mide los impulsos eléctricos en las señales nerviosas cuando una pequeña corriente atraviesa el nervio.
  • Electromiografía. Durante una electromiografía, el médico inserta una aguja con electrodo en la piel de varios músculos. La prueba evalúa la actividad eléctrica de los músculos cuando se contraen y cuando están en reposo.

Tratamiento

Los tratamientos conservadores incluyen realizar cambios en las actividades para evitar el movimiento que causa dolor y tomar analgésicos. Este tratamiento alivia los síntomas en la mayoría de las personas en el transcurso de unos días o semanas.

Medicamentos

  • Medicamentos para el dolor de venta libre. Si el dolor es de leve a moderado, el profesional de la salud podría recomendarte medicamentos para el dolor que son de venta libre. Algunas opciones son acetaminofén (Tylenol u otros), ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros) y naproxeno sódico (Aleve).
  • Medicamentos neuropáticos. Estos medicamentos afectan los impulsos nerviosos para disminuir el dolor. Entre ellos, se incluyen los siguientes: gabapentina (Horizant y Neurontin), pregabalina (Lyrica), duloxetina (Cymbalta) y venlafaxina (Effexor XR).
  • Relajantes musculares. Es posible que te receten relajantes musculares si tienes espasmos musculares. La sedación y los mareos son efectos secundarios comunes.
  • Opioides. Debido a los efectos secundarios de los opioides y a la posibilidad de volverse adicto a ellos, muchos profesionales de la salud vacilan al recetarlos para la protusión discal. Si otros medicamentos no alivian el dolor, el profesional de la salud podría considerar el uso de opioides durante un corto plazo. Se puede usar codeína o una combinación de oxicodona y acetaminofén (Percocet). Algunos posibles efectos secundarios de estos medicamentos son sedación, náuseas, confusión y estreñimiento.
  • Inyecciones de cortisona. Si el dolor no se calma con medicamentos orales, el profesional de la salud podría recomendar una inyección de corticoide. Este medicamento se puede inyectar en el área alrededor de los nervios raquídeos. Las imágenes de la columna vertebral pueden ayudar a guiar la aguja.

Terapia

El equipo de atención médica podría sugerirte fisioterapia para aliviar el dolor. Los fisioterapeutas pueden mostrarte posiciones y ejercicios diseñados para minimizar el dolor de una hernia de disco.

Cirugía

Pocas personas con hernias de disco necesitan cirugía. Si los tratamientos de conservación no mejoran los síntomas luego de seis semanas, la cirugía puede volverse una opción, en especial si persisten estos síntomas:

  • Dolor mal controlado
  • Entumecimiento o debilidad
  • Molestias para pararte o caminar
  • Pérdida del control de la vejiga o de los intestinos

En casi todos los casos, los cirujanos pueden extirpar solo la parte sobresaliente del disco. En raras ocasiones, el disco entero debe ser extirpado. En estos casos, es posible que sea necesario fusionar las vértebras con un injerto de hueso.

Para permitir el proceso de fusión de hueso, el cual toma meses, se colocan piezas metálicas en la columna vertebral para proporcionar estabilidad espinal. En pocos casos, el cirujano podría sugerir la implantación de un disco artificial.

Discectomía

La discectomía es la extracción quirúrgica de la parte dañada de una hernia de disco en la columna vertebral. Una hernia de disco se produce cuando parte del material más blando dentro del disco pasa a través de una grieta hacia las capas exteriores más duras. Esto puede provocar irritación o comprimir los nervios cercanos y producir dolor, entumecimiento o debilidad.

Estilo de vida y remedios caseros

Además de tomar los medicamentos para el dolor que te recomendó el profesional de la salud, intenta lo siguiente:

  • Aplica calor o frío. Al principio, se pueden utilizar compresas frías para aliviar el dolor y la inflamación. Después de unos días, podrías cambiar a un calor suave para dar alivio y comodidad.
  • Evita demasiado reposo en cama. Permanecer en la cama puede llevar a rigidez articular y debilidad muscular, lo que podría complicar tu recuperación. En su lugar, descansa en una posición cómoda durante 30 minutos y, luego, sal a caminar un rato o haz algo de trabajo. Intenta evitar actividades que empeoren tu dolor.
  • Reanuda la actividad lentamente. Deja que tu dolor te guíe en la reanudación de tus actividades. Asegúrate de que tus movimientos sean lentos y controlados, especialmente al inclinarte hacia delante y levantar objetos.

Medicina alternativa

Algunos tratamientos de medicina complementaria y alternativa podrían ayudar a aliviar el dolor de espalda crónico. Entre ellos se incluyen los siguientes:

  • Quiropraxia. Se ha demostrado que la manipulación espinal es moderadamente eficaz para la lumbalgia que ha durado por lo menos un mes. En raras ocasiones, el tratamiento quiropráctico del cuello puede causar ciertos tipos de accidentes cerebrovasculares.
  • Acupuntura. Aunque los resultados suelen ser modestos, la acupuntura parece aliviar el dolor crónico de espalda y cuello.
  • Masajes. Esta terapia práctica puede proporcionar alivio a corto plazo a las personas que sufren lumbalgia crónica.

Preparación antes de la cita

Es probable que empieces por consultar al profesional de atención médica de la familia. Podrías ser remitido a un especialista en medicina física y rehabilitación, cirugía ortopédica, neurología o neurocirugía.

Qué puedes hacer

Antes de tu cita médica, prepárate para contestar las siguientes preguntas:

  • ¿Cuándo comenzaron los síntomas?
  • ¿Estabas levantando, empujando o jalando algo en el momento en que sentiste los síntomas por primera vez? ¿Estabas torciendo la espalda?
  • ¿El dolor te ha impedido participar en actividades?
  • ¿Hay algo que parezca mejorar los síntomas?
  • ¿Hay algo que parezca empeorar los síntomas?
  • ¿Qué medicamentos o suplementos tomas?

Qué esperar del médico

Tu equipo para la atención de la salud podría hacerte otras preguntas como las siguientes:

  • ¿Se propaga el dolor hacia los brazos o las piernas?
  • ¿Sientes debilidad o entumecimiento en los brazos o las piernas?
  • ¿Has notado cambios en tus hábitos intestinales o urinarios?
  • ¿Empeora el dolor con la tos o los estornudos?
  • ¿El dolor está interfiriendo con el sueño o el trabajo?
  • ¿Tu trabajo implica levantar objetos pesados?
  • ¿Fumas o consumes otros productos que contienen tabaco?
  • ¿Tu peso ha cambiado recientemente?

Last Updated Oct 24, 2023


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