Amputación y diabetes: cómo proteger los pies

Las complicaciones de la diabetes incluyen daño en los nervios y mala circulación de la sangre. Estos problemas pueden ocasionar que se formen llagas (úlceras) en los pies, que pueden empeorar rápidamente.

Afortunadamente, si te controlas la diabetes y te cuidas los pies, puedes prevenir la formación de úlceras.

Si se te forma una úlcera en el pie, es importante que recibas atención médica de inmediato. La mayoría de las amputaciones de la parte inferior de las piernas y los pies comienza con úlceras en el pie. Una úlcera que no cicatriza provoca un daño grave en los tejidos y los huesos. Es posible que sea necesario extirpar quirúrgicamente (amputación) un dedo del pie, el pie entero o una parte de la pierna.

Algunas personas con diabetes corren un mayor riesgo que otras. Los factores que contribuyen a un riesgo más alto de amputación incluyen los siguientes:

  • Niveles elevados de glucosa en la sangre
  • Fumar
  • Daño en los nervios de los pies (neuropatía periférica)
  • Callosidades o callos
  • Deformidades en los pies
  • Mala circulación en los brazos y las piernas (enfermedad arterial periférica)
  • Antecedentes de úlceras en los pies
  • Amputación previa
  • Problemas de visión
  • Enfermedad renal
  • Presión arterial alta, superior a 140/80 milímetros de mercurio (mm Hg)

A continuación, te explicamos cómo mantener los pies sanos, cuáles son los signos que indican que debes consultar al proveedor de atención médica y qué sucederá si necesitas una amputación.

Cómo prevenir las úlceras en los pies

La mejor manera de prevenir complicaciones de la diabetes, como úlceras en los pies, consiste en controlar la afección. Esto incluye llevar una alimentación saludable, hacer ejercicio con regularidad, comprobar periódicamente los niveles de glucosa en la sangre y tomar los medicamentos de forma correcta.

Cuidarse los pies te ayudará a evitar complicaciones y garantizará que recibas atención médica rápidamente si observas algún problema. El cuidado correcto de los pies incluye lo siguiente:

  • Inspecciónate los pies todos los días. Revísate los pies una vez al día para detectar ampollas, cortes, grietas, llagas, enrojecimiento, sensibilidad o hinchazón. Si no alcanzas a verte los pies, usa un espejo de mano para revisarte la planta. Coloca el espejo en el piso si no puedes sostenerlo o pide a alguien que te ayude.
  • Lávate los pies todos los días. Lávate los pies con agua tibia (no caliente) una vez al día. Sécalos con cuidado, especialmente entre los dedos. Usa una piedra pómez para frotar suavemente la piel donde se suelen formar callosidades.

    Aplícate talco o maicena entre los dedos de los pies para mantener la piel seca. Usa crema o loción humectante en la parte superior e inferior de los pies para mantener la piel suave. La prevención de grietas en la piel seca ayuda a evitar que entren bacterias.

  • No te quites tú mismo los callos ni ninguna otra lesión cutánea. Para no hacerte daño en la piel, no uses lima de uñas, cortaúñas ni tijeras en las callosidades, los callos o las verrugas. No uses productos químicos para eliminar verrugas. Consulta al proveedor de atención médica o especialista en pies (podólogo) sobre cómo quitarte cualquiera de estas lesiones cutáneas.
  • Córtate las uñas de los pies con cuidado. Córtate las uñas de forma recta. Lima con cuidado las puntas afiladas con una lima de uñas. Si no puedes cortarte las uñas tú mismo, pide a alguien que te ayude.
  • No camines descalzo. Para evitar lesiones en los pies, no camines descalzo, ni siquiera por la casa.
  • Usa medias limpias y secas. Usa medias hechas de materiales que prevengan el sudor de la piel, como algodón y fibras acrílicas especiales (pero no uses nailon). No uses medias con bandas elásticas ajustadas, ya que disminuyen la circulación. Evita las medias con costuras que puedan irritar la piel.
  • Compra calzado que te quede bien. Compra zapatos cómodos que brinden soporte y amortiguación para el talón, el arco y la región metatarsofalángica del pie. Evita los zapatos ajustados y los tacones altos o los zapatos estrechos que aprieten los dedos de los pies.

    Si tienes un pie más grande que el otro, compra zapatos del número más grande. El proveedor de atención médica podría recomendarte calzado con un diseño especial (zapatos ortopédicos). Estos zapatos se ajustan a la forma exacta de los pies, brindan amortiguación y garantizan una distribución uniforme del peso corporal entre ambos pies.

  • No fumes. Fumar dificulta la circulación de sangre por el cuerpo y reduce la cantidad de oxígeno en la sangre. Estos problemas empeoran las heridas y hacen que la cicatrización sea más lenta. Habla con el proveedor de atención médica si necesitas ayuda para dejar de fumar.
  • Programa controles regulares de los pies. El proveedor de atención médica o podólogo puede revisarte los pies para detectar signos de daño en los nervios, mala circulación u otros problemas. Hazte exámenes de los pies al menos una vez al año o con más frecuencia si el proveedor de atención médica te lo recomienda.

Signos de que hay problemas

Consulta a tu proveedor de atención médica si tus pies presentan lo siguiente:

  • Uñas encarnadas
  • Ampollas
  • Bultos de color carne con puntos oscuros (verrugas plantares) en la planta
  • Pie de atleta
  • Llagas o heridas abiertas
  • Hinchazón
  • Enrojecimiento
  • Calor en una zona
  • Dolor (aunque es posible que no sientas nada si tienes dañados los nervios)
  • Manchas en la piel
  • Olor desagradable
  • Una úlcera que dura más de 1 a 2 semanas
  • Una úlcera de tamaño superior a 3/4 pulgadas (2 centímetros)
  • Una llaga que no cicatriza rápidamente
  • Una úlcera tan profunda que se ve el hueso por debajo

Tu proveedor de atención médica examinará tu pie para averiguar qué sucede y te recetará un tratamiento.

¿Qué sucede si la amputación es la única opción?

El tratamiento de las úlceras del pie depende de la herida. La mayoría de las veces, el tratamiento consiste en eliminar los tejidos muertos o los residuos, mantener limpia la herida y ayudar a la recuperación. Es necesario comprobar a menudo el estado de las heridas, al menos cada 1 a 4 semanas.

Si la úlcera provoca una pérdida grave de tejido o una infección que pone en peligro la vida, el único tratamiento viable podría ser la amputación.

Un cirujano eliminará el tejido dañado y mantendrá la mayor cantidad posible de tejido sano. Después de la cirugía, te quedarás en el hospital durante unos días. La herida puede tardar de 4 a 6 semanas en curarse completamente.

Además de tu proveedor de atención médica y tu cirujano, puede haber otros profesionales de la salud que participen de tu tratamiento, entre los que se incluyen:

  • Un endocrinólogo, es decir, un médico especialmente capacitado en el tratamiento de la diabetes y otros trastornos hormonales.
  • Un fisioterapeuta que te ayudará a recuperar la fuerza, el equilibrio y la coordinación. El fisioterapeuta también te puede enseñar a utilizar una extremidad artificial (prótesis), una silla de ruedas u otros dispositivos para que te muevas mejor.
  • Un terapeuta ocupacional, que se especializa en la terapia para mejorar las habilidades cotidianas. Puede enseñarte, por ejemplo, a utilizar productos que te ayuden con tus actividades de todos los días.
  • Un proveedor de atención para la salud mental, como un psicólogo o un psiquiatra, que te ayudará a afrontar los sentimientos debidos a la amputación o a enfrentarte a las reacciones de otras personas.
  • Un trabajador social que te ayudará a encontrar servicios y planificar posibles cambios en tu rutina de cuidados.

Incluso tras la amputación, es importante que respetes tu plan de tratamiento para la diabetes. Las personas que tienen una amputación corren un mayor riesgo de tener otra. Comer alimentos saludables, hacer ejercicio periódicamente, controlar la glucosa en la sangre y no fumar son hábitos que pueden ayudar a evitar otras complicaciones asociadas a la diabetes.

Last Updated Jan 27, 2023


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